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¿Qué hacer cuando dejas de ser una mamá feliz por el agotamiento? | Today

Después de años de agotadoras labores de madre, la diversión y la felicidad puede verse opacada e incluso desaparecer para muchas mamás.

Sé cómo ser la mamá ocupada: pasar de urgencia en urgencia: no hay papel higiénico, el inodoro se desborda, los niños se pelean, “no puedo encontrar mi tarea”. He dominado el arte de preparar almuerzos con despensas casi vacías y ayudar con las tareas que debieron hacerse la noche anterior.

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He descubierto cómo sobrevivir a tres horas de pies bailándome en la cara, cuando los niños que se despiertan antes. Decidí que no es necesario hacer la cama, pero que la mesa de la cocina debe mantenerse limpia o será una luz verde para que todo el mundo piense que está bien que toda la casa esté desordenada.

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¿Pero divirtiéndome? ¿Riendo? ¿Siendo la mamá feliz? A veces me temo que lo he perdido en el ajetreo y el estrés. Traté de jugar un juego con los niños, pero mi mente corrió a lista de tareas pendientes. Mientras ellos pasan las cartas y se ríen, yo creo una lista de cosas que olvidé hacer, que realmente no quiero hacer, pero no puedo postergar mucho más. “¡Mamá! ¡Es tu turno!”, gritan.

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Por favor, no me malinterpreten, amo, amo, amo a mis hijos. Pero a veces me siento culpable por no estar más presente, reírme más, divertirme o por no hacer todas las cosas geniales que creo que mis hijos merecen. Me sentiré culpable por tener que trabajar y decirles que no puedo jugar. Es tanta la presión que no creo que podamos hablar sobre eso.

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Quiero ser la feliz, divertida y afortunada mamá. Pero ser madre es difícil. ¿A dónde fue la parte feliz? ¿A dónde se fueron las risas, los maravillosos momentos, el sentarse a la mesa a hacer manualidades con mis hijos? Porque podría sentarme a la mesa y hacerlo, pero una parte de mí, sinceramente, estaría pensando: “¿Cómo demonios voy a limpiar esto?”.

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Sabes, creo que la verdad es que a veces solo tenemos que reconocer que hay temporadas en nuestra vida que son solo un trabajo duro. La maternidad es uno de ellos. Pero solo porque sea difícil o lo perdamos por un momento de vista, no nos convierte en malas madres.

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Así que he decidido cada día hacer una cosa que me haga feliz. Una cosa. Tal vez sea escuchar música que me encanta o pasar 30 minutos viendo mi programa favorito. Tal vez sea entrar a Facebook y deshacerme de las personas que me causan angustia. Tal vez la felicidad esté en jugar ese juego con mis hijos y realmente jugarlo, pero perdonarme si me encuentro pensando en los platos que hay que lavar mientras tiro los dados en el tablero.

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¡No quiero minimizar las partes difíciles de la maternidad y gritar que sean madres felices! Porque sé que puede ser una cosa difícil, que puedes sentirte perdida en medio de la maternidad, preguntarte si haces una diferencia, quién eres y por qué no eres feliz cuando parece que el resto del mundo lo es.

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No estás sola, si alguna vez te has sentido así. No eres la única madre que ha estado en la cocina con los niños corriendo y con platos sucios apilados, gritos y lágrimas llenando tus ojos mientras te preguntas qué pasó con la felicidad. Sé que esos momentos duelen, quieres lanzar tus manos al aire y descansar o recibir un abrazo de un ser amado y escuchar que eres importante. Entonces escucha. Está bien. Eres una buena mamá. Incluso en todos esos momentos. 

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Tal vez todos deberíamos hacer una valiente meta para este año para encontrar una cosa más que podamos hacer para ser feliz. Un proyecto de mamás felices, tal vez. Algo que no esté basado en pretensiones artificiales o en hacer locuras extra o en tratar de ser perfecta, sino en amarnos a nosotras mismas, tomarnos un tiempo y aprender a estar con nuestros hijos.

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