De acuerdo a Allure, en 2010 el doctor Garry Brody, cirujano plástico, detectó 30 casos de mujeres con implantes de senos que presentaban una nueva forma de cáncer de mama, el linfoma anaplástico de células madres.
Ante este brote los investigadores y Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en Estados Unidos realizaron diversos estudios para determinar si en verdad los implantes eran la causa directa de la enfermedad.
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Los resultados de las investigaciones sugieren que existe una relación entre los implantes y el cáncer, pero que es mínima, y que se da con mayor regularidad en las mujeres con implantes texturizados.
Durante los estudios la FDA solamente pudo identificar el tipo de implante que se había utilizado en 25 de los casos, de los cuales 23 de ellos tenían textura y el resto eran lisos.
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Aunque todavía se sigue investigando, otro estudio reciente, del "Aesthetic Surgery Journal", señala que la posible causa del desarrollo de las células cancerígenas en las mujeres con implantes se deba a una infección contraída durante la operación o los primeros días de cuidado.
Por su parte el doctor Alex K. Wong, aseguró que el papel de los cirujanos plásticos es advertir a las mujeres sobre los posibles peligros al momento de elegir un aumento de busto y fomentar la buena información para evitar crear un pánico entre la sociedad.
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Una forma de prevenir este tipo de cáncer es acudir con especialistas, realizar las intervenciones en clínicas certificadas, seguir las indicaciones del médico y llevar a cabo autoexploraciones periódicas en busca de cualquier irregularidad en los senos.
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