Hay que admitirlo: el miedo al dentista es bastante común ¡y no es solo cosa de niños! ¿Te cuentas entre sus víctimas? Descubre cuál podría ser la causa.
Los genes detrás del miedo
Al igual que el color de ojos o el tono de la piel, el miedo al dentista también podría ser consecuencia de nuestros genes. Un estudio de la Universidad de West Virginia probó que el miedo al dolor (del cual se desprendería este temor particular), ¡es hereditario!
Así, el temor no solo dependería del entorno o de las experiencias. “Nuestros genes podrían predisponernos a ser más susceptibles a desarrollar el miedo al dentista”, explicó Cameron Randall, coautor del estudio, en el sitio institucional.
¿Tienes miedo? No estás solo
El miedo al dentista es bastante frecuente y, en el 10 al 20% de los adultos en EEUU, suele ser significativo, detalla el sitio Science Daily. No hay que subestimarlo: algunas personas llegan a demorar o evitar completamente el tratamiento dental, lo cual afecta tanto su salud oral, como general.
Superar el miedo es posible
Si el temor y la ansiedad son moderados, la Fundación de la Salud Oral recomienda:
• Hablar con el dentista, para que comprenda los miedos y haga de la consulta un espacio relajado.
• Practicar técnicas de respiración, para calmar el cuerpo y quitar la atención del tratamiento dental.
• Usar técnicas de relajación, como llevar música a la consulta o que haya una enfermera que nos hable mientras el dentista trabaja.
Pero, si el miedo fuera extremo, la entidad sugiere:
• Buscar asesoramiento profesional para superar la fobia
• Buscar una red de apoyo o contención
• Consultar con un profesional sobre la posibilidad de recibir sedación
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