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El Blog de Maritza Rodríguez: El empoderamiento de ser mujer

Es un despertar por el que deberíamos pasar todas para así sentirnos completas lejos de todos los miedos que nos mutilan y nos limitan

 

Para mí escribir un tema cada quince días en mi blog se ha vuelto una aventura con los mundos superiores, porque siempre le pido al creador que me muestre el camino en particular por el cual debo seguir a la hora de escribir para inspirar a los demás. En algún momento del proceso me encuentro de repente recibiendo mucha información que discierno con mi mente y mi corazón y mis manos la hacen palabras. En esta ocasión tardé un poco más en este proceso porque esperaba escribir sobre un tema más relacionado con los hijos, como es mi costumbre en este espacio que me dan; pero, curiosamente me sorprendí abordando un mensaje dirigido esta vez a nosotras las mujeres. Suelo plasmar en este blog vivencias reales por las que estoy pasando, canalizando la inspiración que Dios me regala, y esto a su vez me ayuda a conectarme de una manera especial conmigo misma cuando lo comparto con ustedes.

Hoy quisiera hablarles de ese maravilloso viaje que emprendemos todas y cada una de nosotras al ser expuestas a nuevas y enriquecedoras experiencias de vida. En mi caso es el ser madre en este momento; para otras mujeres puede ser el mudarse a un país diferente, o conseguir un nuevo trabajo, en fin, darle un giro a sus vida que les exija convertirse en su mejor versión, sea lo que eso signifique para cada una de ustedes. Esta nueva experiencia de ser madre, rol del que me enamoro cada día más, me ha hecho descubrir que entre más vivo la experiencia de la maternidad, más descubro la súper mujer que hay dentro de mí. 

Siempre había creído que era una mujer completa, pero ahora es que me doy cuenta que estaba lejos de experimentar esa plenitud total. Y con esto no digo que tengamos que ser madres para lograrlo, solo que a mi se me reveló este sentimiento durante mi proceso como madre.  A lo que voy es que si nos dedicáramos a completarnos, a descubrir que un poder inmenso, una magnificencia infinita está dormida dentro de nosotros, dejaríamos de sentirnos necesitadas de amor, de apreciación, inmersas en una vida de  carencias emocionales y encontraríamos en nosotras mismas todo lo que necesitamos para vivir una vida plena. 

El empoderamiento de ser mujer es un despertar por el que deberíamos pasar todas para así sentirnos completas lejos de todos los miedos que nos mutilan y nos limitan. Digo esto porque en mi ejercicio diario de ser una madre espiritual estoy siempre viendo la posibilidad de darle a mis hijos su espacio, de regalarles la oportunidad de descubrirse, de enseñarles que el amor por sí mismos no depende de nadie, solo de uno mismo, que los espacios que creamos a punta de inseguridades por nuestra baja autoestima nos limitan y matan ese empoderamiento que hay en nuestro interior.
 

Ahora, que he logrado conectarme con esa “mujer maravilla” que todas llevamos dentro, ha nacido en mi una mujer con poder, una mujer totalmente libre. Una mujer que da sin ataduras, sin miedos, una madre que no está anclada en la culpa cuando tiene que dejar a sus hijos en casa para ir a trabajar, o cuando los deja en la escuela o simplemente cuando va al cine con su esposo, o tal vez dejarlos con la nana para ir a la peluquería. En esos momentos me ausento a disponer de mi tiempo con amor, feliz de enseñarles que mamá debe continuar con su vida, con su rutina, que el desprenderme o alejarme  de ellos por momentos no se traduce en abandono. Por el contrario, hace parte de aprender que como seres individuales podemos mantener un balance emocional y una plenitud espiritual que no permite que al pasar por la ausencia física de cosas o personas nos convirtamos en seres débiles. 

Somos energía y como mujeres si nos sentimos amadas, fuertes y capaces por nuestros propios méritos, siempre seremos la fuente de nuestra felicidad y así podremos compartir con nuestros seres amados sin agotarnos. Porque cuando compartes la abundancia emocional que tienes nunca quedas vacía. En cambio cuando das todo lo que tienes en tu interior y no conservas ni dedicas parte de esa energía en ti, el resultado va a ser una profunda ausencia de nuestra esencia, de nuestro amor propio. Si nos concentramos en compartir eso que nos hace seres de amor y de luz más que en simplemente darlo, nuestra autoestima no dependerá del amor que esperamos recibir de nuestros hijos, esposo o amigos a cambio de lo que significamos para ellos en sus vidas.

¡Lánzate a descubrir que ese poder cambia tu vida y tu entorno! Hoy es posible que empieces a descubrir una luz especial en ti. Una luz que iluminará a todas las personas que te rodean por el simple hecho de iluminarte primero y principalmente a ti.

Conéctate con tu corazón, con el creador, allí en tu alma estarán siempre las respuestas. Disfruta de este mérito  y fortalece a diario tu poder y la belleza de ser Mujer. 

¡¡Hasta la próxima!!

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