El 1 de julio de 1997, la princesa Diana celebró uno más de sus cumpleaños, aunque sería el último aniversario de este tipo, pues dos meses después se registraría su lamentable fallecimiento.
En aquella ocasión, la mamá de Harry y William acudió a una gala celebrada en honor del Centenario de la Tate Gallery en Londres.
Lady Di sorprendió a los presentes con un vestido negro de cuentas que recibió como regalo de cumpleaños de su amigo diseñador Jacques Azagury, y que complementó con un brillante collar de gargantilla con piedras verdes y aretes a juego.
Sin embargo, esa noche dejó muy claro por qué se ganó el sobrenombre de "princesa del pueblo", pues antes de ingresar a la gala se tomó el tiempo para saludar a las personas que se habían reunido afuera.
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Debido a su cumpleaños, decenas de fanáticos la colmaron de regalos, tarjetas y flores, así como un pequeño globo rosa con un oso de dibujos animados.
En entrevista para People, su hermano menor, Charles, noveno conde de Spencer, señaló que Diana tenía un genio para las personas. "Ella podía hacer que cualquier persona, ya fuera la más grande o la más humilde, se sintiera totalmente a gusto en su compañía".
Otro de los detalles por los que siempre se recordará la sencillez de la princesa Diana, es por sus labores filantrópicas y caritativas.
En abril de 1987, en el apogeo de la epidemia de sida, Diana inauguró la primera unidad de VIH/sida del Reino Unido en el Hospital London Middlesex, un espacio que atendería exclusivamente a pacientes infectados con el virus.
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Las fotografías de ella tomadas en el evento se han convertido en sinónimo de su legado de amabilidad, ofreciendo sus manos sin guantes a un hombre con VIH.
En ese momento, muchos creían erróneamente que se podía coger el virus a través del tacto, pero sus acciones fueron revolucionarias para convencer al público de que no había nada que temer.
Ian Green, director ejecutivo de la organización benéfica contra el VIH Terrence Higgins Trust, comentó durante una entrevista en 1997, que la princesa Diana fue una verdadera defensora de la concienciación sobre el VIH.
"Ella trajo pasión a la causa e hizo cosas que fueron realmente notables. Fue la primera persona de perfil alto que estaba preparada para estrechar la mano y tocar a las personas con VIH, lo que en ese momento se consideraba un riesgo", declaró.
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El legado de Diana se destaca en las palabras que compartió con Martin Bashir en una entrevista en 1995. "Nada me trae más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad. Es una meta y una parte esencial de mi vida, una especie de destino".
Es por eso que sus hijos heredaron su espíritu altruista, y a través de obras de caridad los vemos manteniendo viva la memoria de su madre.
"Todo lo que quiero hacer es hacer que mi madre esté increíblemente orgullosa", dijo Harry a People en mayo de 2016, antes de los Juegos Invictus en Orlando. "Eso es todo lo que siempre he querido hacer", añadió.
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