En las décadas de los 60 y los 70, Lyn May se convirtió en todo un ícono del cine mexicano, donde su belleza y sensualidad hicieron que acaparara las miradas, convirtiéndola así en una de las vedettes más conocidas del público.
En aquellos entonces, la actriz tenía un rostro natural y bello, además de que era una chica muy joven que hipnotizaba a todos con sus candentes bailes y sus sensuales movimientos, pero diversos tratamientos estéticos le deformaron la cara.
Incluso, la propia Lyn señaló hace un par de años en entrevista para Hoy Día, de Telemundo: “Sigo arrepentida, hubo un momento en que me quise matar por cómo me veía. De tonta me dejé inyectar nuevamente por una señora que solo quería dinero. He ido con muchísimos médicos. La mayoría no me pudo ayudar, hasta que llegué con el doctor Achar”.
Pero aunque ahora se acepta tal cual es, la estrella del cine mexicano aún atesora aquellos recuerdos de su pasado, donde su apariencia juvenil y su cara sin cirugías era una de sus armas para enamorar a cualquiera, imágenes que ella guarda con mucho cariño.
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