Meryl Streep podría presumir de los tres premios Óscar que atesora en las vitrinas de su domicilio, pero lo cierto es que ahora le incomoda tener que pedirle a su marido que le acompañe a cualquier ceremonia respetada. Meryl Streep podría presumir de los tres premios Óscar y del sinfín de galardones que atesora en las vitrinas de su domicilio, pero lo cierto es que ahora le incomoda tener que pedirle a sus seres queridos que le acompañen a cualquier evento en el que se vean reconocidos sus méritos cinematográficos. La naturalidad con la que ha empezado a acumular estatuillas también parece haber contagiado a su marido, Don Gummer, a quien ya no le emociona que la emblemática intérprete suba al escenario a recoger los frutos de su eficiente trabajo.
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