Debo reconocerlo, el anuncio de “God of War” en el E3 de 2016 no me emocionó. Santa Monica ya había explotado mucho el argumento y la jugabilidad de la saga por lo que pensé que el nuevo título sería más de lo mismo.
Craso error. La nueva aventura de Kratos sorprende en todos los apartados y lo logra haciendo algo que ya suena a cliché, pero que es tan necesario, saliendo de su zona de confort.
El camino del padre
Foto: Santa Monica
Contrario a los últimos juegos de la saga, que comienzan con toda la espectacularidad posible, este “God of War” arranca con un ritmo lento, ya que muestra el ritual de cremación de Faye, esposa de Kratos y madre de Atreus.
Padre e hijo se preparan para emprender un viaje y cumplir la última voluntad de Faye, que es la de regar sus cenizas sobre la montaña más alta de Midgard.
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Esa premisa sirve para desarrollar la conexión entre Kratos y Aterus. El espartano intenta forjar el carácter de su hijo por medio de actitudes de desafío, violentas y hostiles, y de esta forma prepararlo para las dificultades que encuentren en su viaje.
La relación padre e hijo no solo se queda en el plano de guion, si no que salta a la jugabilidad. Como buenos padres, todo el tiempo tenemos el control de nuestro hijo, y eso lo hacemos en los combates. Oprimiendo un botón lograremos que el chico nos ayude a atacar, con arco y cuchillo, a los diversos enemigos que enfrentaremos.
En un momento muy puntual del argumento, Atreus comenzará a empoderarse y a cuestionar a su padre, y ese control que ejercíamos sobre él se termina, dejándonos sin su ayuda en las batallas.
Y eso pesa, ya que luego de varias horas de contar con su ayuda y compañía, aunque condicionada, ese rompimiento se siente como una pérdida y deja una ligera sensación, momentánea, de abandono.
La mitología Nórdica
Foto: Santa Monica
Una de las dudas que más generaba God of War era cómo sería el cambio de la mitología griega a la nórdica, y aunque en el desarrollo de la obra no queda del todo claro cómo fue que nuestro protagonista llegó a Midgard, sí podemos decir que no se siente metido a la fuerza ya que incluso el pasado de Kratos afecta en el progreso.
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Esa conexión de presente y pasado del espartano nos deja una de las secuencias más memorables de los videojuegos, de la que no puedo escribir más, para no arruinárselas.
Durante la aventura conoceremos a varios personajes como los hermanos enanos Brok y Sindri, que nos ayudarán a mejorar nuestro armamento y nos contarán varias cosas sobre la historia de los pueblos nórdicos.
Otra forma de meternos en ese universo, es por medio de unas piedras y códices que incluyen la historia de los dioses de esa nueva tierra que visitamos.
El nuevo combate
Foto: Santa Monica
La base de los anteriores juegos de la saga se encontraba en el Hack and slash. Hacer combos mientras matábamos a hordas de enemigos era gratificante y llenaba la pantalla de espectacularidad.
Pero para esta entrega el Dios de la Guerra ha optado por manejar como arma el Hacha Leviatán, por lo que el combate es menos frenético que el que se obtenía con las Espadas del Exilio.
Aunque al principio encontramos enemigos fáciles de derrotar, conforme progresamos aparecen nuevos monstruos con los que debemos realizar un combate estratégico.
Para ello tenemos un escudo, con el que podemos hacer un parry que ralentiza el tiempo por unos segundos y que baja la defensa de los rivales. Kratos también cuenta con un golpe fuerte y lento y otro débil y rápido, algo similar a “Dark Souls”, pero nada frustrante.
Eso le aporta mucho a la obra, ya que hay algunas peleas que son muy estimulantes al grado que te hacen desear combatir todo el tiempo.
Desgraciadamente no todo es perfecto, ya que hay unos enemigos que sirven como minijefes y que desgraciadamente se repiten varias veces, sin cambios en su forma de pelear, por lo que es fácil memorizar sus ataques, algo que le quita reto a la obra.
Un lavado de cara espectacular.
Foto: Santa Monica
"God of War" llega con un apartado técnico impresionante, su nivel gráfico es de lo mejor que hemos visto en esta generación y el aspecto sonoro es de gran calidad, y todo gracias a la banda sonora que estuvo a cargo de Bear McCreary.
Pero lo que más llama la atención y una de las característica que más se mencionaron durante la promoción del juego, era que el argumento se contaría a través de un solo plano secuencia, es decir que nunca había cortes de cámara.
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En el cine esta técnica de grabación se utiliza con diferentes propósitos, como aumentar la profundidad del campo o para que el público que mira la pantalla imagine lo que pasa fuera del plano; por ejemplo Orson Welles decía que, si en la vida real enfocamos con el ojo una sola acción, por qué no hacerlo en el cine.
Aunque en la cinematografía los planos secuencia quedan muy bien, en esta obra parecen algo anecdótico, que si bien están bien realizados en las cinemáticas, no aportan mucho a la narración, pero tampoco es algo que afecte a su desarrollo.
"God of War" es una obra ejemplar y del cual pueden aprender muchos desarrolladores, sobre todo los responsables de sagas ya reconocidas y que no apuestan por intentar cosas nuevas, solo para seguir generando ganancias, sí me refiero a obras como “Call of Duty”, “Assassins Creed”, “Far Cry”, entre otras.
Este reencuentro con Kratos, dirigido por Cory Barlog, demuestra con sus personajes que la madurez es necesaria para crecer, sin olvidar el pasado; para seguir avanzado. Eso se ve reflejado en la obra completa. Barlog lo ha dicho varias veces, la paternidad cambió la forma en la que veía el desarrollo de videojuegos y esa evolución está en “God of War”.
Santa Monica Studios apostó por algo nuevo y logró una obra maestra.
Foto: Santa Monica
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