En ocasiones anteriores, el temperamento de Meghan Markle ha dado de qué hablar en el círculo de la realeza británica, y recientemente volvió a ser noticia.
En este caso tiene que ver con su nueva faceta como madre, ya que una de las tres niñeras de su hijo Archie renunció a tan solo dos semanas del nacimiento del pequeño, porque al parecer la duquesa de Sussex quiere tener el control del bebé las 24 horas del día.
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Así lo reveló una fuente a la revista New Idea, al señalar que Meghan "quiere tener el control de todo. No permite que nadie se quede a solas con Archie e ignora cualquier tipo de ayuda".
De acuerdo con el informante, el bebé debe ser vigilado muy de cerca hasta cuando duerme. Ni siquiera a su madre Doria, la duquesa le permitía estar sola con el pequeño. "Una situación insostenible", aseguró.
Poco después del nacimiento, el portal británico The Daily Express publicó que la persona que ocupara el puesto de niñera de Archie Harrison debería cumplir ciertos requistos, como ser una persona demasiado discreta y que no se dejara deslumbrar por la fama, ya que su papel sería de total confianza.
Meghan también habría solicitado la posibilidad de que la niñera fuera estadounidense para que Archie tenga presentes sus raíces americanas.
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La persona elegida tendría una remuneración de US$89.000 al año, sin embargo, parece que ni eso convenció a la niñera que recientemente renunció al puesto.
Este caso se suma a otros miembros del personal real, entre guardaespaldas, colaboradores y asistentes, que al parecer no aguantan el temperamento de la duquesa de Sussex.