Antes de su participación en "Game of Thrones", la trayectoria de Emilia Clarke no era tan conocida, pero gracias a esta serie la fama de la actriz comenzó a subir como la espuma, aunque ella misma reveló que debido a un problema de salud casi lo pierde todo.
De acuerdo con las declaraciones de Emilia, todo comenzó justo al terminar la primera temporada de la famosa producción, y según relató a The New Yorker, un día mientras se bañaba sintió un dolor muy fuerte, algo que nunca antes había experimentado.
Clarke tuvo que ser llevada de inmediato al hospital, donde descubrieron que había sufrido un aneurisma (crecimiento arterial anormal) en el cerebro, por lo que tuvo que ser intervenida de inmediato.
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La actriz contó que durante la cirugía le introdujeron un cable hacia el cerebro, por medio de la arteria femoral, para posteriormente ser dada de alta tras una exitosa intervención, sin embargo los médicos le advirtieron que tenía otro aneurisma que debía estar en constante monitoreo.
Las vida de Clarke marchaba en completo orden, pero al finalizar la tercer temporada de "Game of Thrones", Emilia, quien se encontraba en Nueva York, acudió a otra de sus sesiones de resonancia magnética, donde le comunicaron que su aneurisma había aumentado de tamaño y que era necesario operarlo.
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Esta vez la intervención no fue tan sencilla y los doctores tuvieron que abrir su cráneo, un procedimiento riesgoso del que salió avante, aunque ella reconoce que tuvo mucha suerte, pues una gran cantidad de personas no tiene la fortuna de sobrevivir a un aneurisma.
"Siento inmensa gratitud a mi mamá, a mi hermano, a mis doctores y enfermeras, a mis amigos. Todos los días extraño a mi papá, que murió de cáncer en 2016, y no puedo agradecerle lo suficiente por sostener mi mano hasta el final", culminó.
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