Tanto las serpientes como los lagartos son reptiles y pertenecen al orden Squamata (es decir, "escamosos"). Comparten varios rasgos, pero son diferentes en un aspecto muy claro: las serpientes no tienen extremidades. Ambos subórdenes se habrían diferenciado hace más de 100 millones de años. ¿Cómo sucedió? Aunque hace años que se estudia el tema, ahora investigadores de São Paulo Research Foundation (FAPESP, por sus siglas) traen nuevos aportes que develan una posible respuesta.
Cambios estudiados
El estudio, publicado en la revista científica Nature Communications, se centra en la identificación de factores genéticos vinculados a cambios en ciertas especies. Un cambio estudiado fue la pérdida de patas en las serpientes. Otro, la degeneración de los ojos de algunos mamíferos subterráneos. Así, los científicos investigaron sus genomas (es decir, el material genético) para saber por qué sucedieron esos cambios en esos animales y no en otros.
"Investigamos esos dos casos para entender un proceso mucho más general, que es cómo los cambios en el genoma durante la evolución llevaron a cambios en el fenotipo", explica Juliana Gusson Roscito, en diálogo con FAPESP. El fenotipo son los rasgos observables, como por ejemplo las patas o los ojos. En otras palabras, se estudió cómo los cambios en los genes pueden llevar a cambios visibles en las especies.
¿Cómo perdieron las extremidades?
En el caso de los mamíferos con degeneraciones en la vista, se sabe que varios genes fueron mutando hasta finalmente perder su funcionalidad. Pero el caso de las serpientes es diferente, lo que llamó la atención de los científicos. Ellas no perdieron los genes asociados con la formación de patas.
Entonces, ¿qué sucedió? El cambio se habría dado en los elementos responsables de regular la expresión de los genes. Esos elementos pueden activar o inhibir la expresión de un gen en cierta parte del organismo, tratándose en este caso de las extremidades. ¡Fascinante!
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