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“Trabajo mejor bajo presión” y otras frases que delatan que estás procrastinando

Procrastinar: ese mal hábito que puede afectar tu humor, limitar tu potencial y hasta arruinar tu carrera. Descubre si lo estás haciendo.

Hasta las personas más exitosas pueden sufrir de las consecuencias de procrastinar. A veces, el deseo de ser perfeccionistas o de tomar una decisión súper, híper informada, nos lleva a postergar tareas y a estancarnos.

¿Crees que no es tu caso? Tal vez seas un procrastinador crónico sin saberlo. El Dr. David J. Puder, de la Universidad Loma Linda, desmiente algunos “falsos pretextos” que pueden empeorar el hábito.

1. “Trabajo mejor bajo presión”

“Es improbable que la tardanza logre que el producto final sea mejor”, advierte Puder. En lugar de arriesgarte a llegar a último momento al deadline, el experto recomienda ponerse uno mismo una fecha límite para recrear esa sensación de urgencia.

2. “Lo hice bastante bien, considerando que esperé hasta último momento”

Lo dices para “autoprotegerte”, según Puder. Si no lo intentas y fallas, el impacto es obviamente menor que si haces un gran esfuerzo y te va mal. Pero no descubrirás todo tu potencial si no te das tiempo suficiente, añade. Hay que abrirse a la posibilidad del fracaso.

3. “Tendré ganas más adelante”

¡Mentira! “Solemos creer que tendremos un boost mental o que encontraremos el momento perfecto para hacer esa tarea, pero nunca llega”, señala Puder. 

4. “Tengo tiempo de sobra”

Piénsalo así: la sensación relajante de terminar un proyecto antes de tiempo es mucho mejor que el relax que puedes llegar a sentir antes de completarlo.

Para avanzar, hazte estas preguntas

Si finalmente descubres que eres un procrastinador crónico, estas tres preguntas que sugiere Christine Li, psicóloga clínica, a CNBC Make It, pueden ayudarte a encarrilarte.

1. “¿Qué me está desviando de mis objetivos?”

¿Es el uso de las redes sociales? ¿Es el tiempo que inviertes en leer y contestar emails? Haz un análisis de cómo estás empleando tus horas productivas.

2. “¿Cuál es mi prioridad?”

Define las tareas más importantes y por qué no las estás completando. ¿Te hace falta más información? ¿Necesitas pedir ayuda externa?

3. “¿Cómo puedo seguir avanzando?”

Busca formas de mantener los proyectos en movimiento. Mantén el foco en las prioridades, divide las tareas grandes en objetivos más pequeños y avanza paso a paso. Cuando termines algo, felicítate.

Recuerda que procrastinar es un hábito, ¡y lo puedes cambiar!


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