"Mamá, papá: quiero dejar la escuela". Definitivamente, ningún padre quiere escuchar esas palabras de la boca de su hijo adolescente. Pero es algo que puede sucederle a cualquiera, ¡inclusive a ti! ¿Qué hacer si te encuentras en esa difícil situación? Checa algunos consejos.
Habla con tu hijo
Pregúntale por qué quiere dejar sus estudios. ¿Sufre de acoso escolar? Puedes acudir a un consejero para ayudarlo con ese problema o considerar un cambio a otra preparatoria. ¿Le preocupan sus malas calificaciones? Ofrécele contratar a un profesor particular o ayudarlo tú mismo, se sugiere desde el sitio Child Development Institute.
Además, checa algunos tips adicionales para mejorar las notas:
Si el motivo no está claro o simplemente no quiere seguir estudiando, no te des por vencido. Puedes hacer hincapié en que, en el futuro, sus ingresos serían mucho más bajos si abandona la escuela que si se gradúa, se recomienda en Healthy Children (sitio de la Academia Americana de Pediatría).
Aquellos que no se reciben ganarían $20 mil dólares anuales, en promedio, informa PBS. Es decir, $10 mil dólares menos que los que sí terminan la escuela (y no van a la universidad). Por si fuera poco, abandonar los estudios también haría más difícil conseguir empleo.
Acude a la escuela
Quizás puedan ayudar a mejorar la vida académica de tu hijo. Por ejemplo, podrían proponerle un programa de trabajo y estudio, que le permita ganar experiencia práctica en un campo de su interés, sin dejar sus clases, dice Healthy Children.
Vayan al médico
Sería importante descartar cualquier tipo de condición física o mental que pueda estar afectando la actitud de tu hijo con respecto a sus estudios. Para eso, consulta a un profesional de la salud.
¿Y si abandona la escuela definitivamente?
Apoya a tu hijo emocionalmente, pero no con dinero. Si va a seguir viviendo en tu casa, el sitio mencionado sugiere que le exijas que pague por su habitación y sus gastos personales. De lo contrario, estarías alimentando una sensación de independencia que, en muchos casos, es solo una fantasía.
Ese contacto con la realidad podría alentar a tu hijo a volver a la escuela o a obtener un Diploma de Equivalencia de la Preparatoria (GED, por sus siglas en inglés). O, tal vez, a armar un plan para su futuro que le permita ser exitoso, aunque no retome los estudios.
Y, pase lo que pase, ¡procura darle tu apoyo!
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