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Ingvar Kamprad, el millonario fundador de IKEA, y sus lecciones de frugalidad

Conoce la vida, las ideas y los hábitos frugales de Ingvar Kamprad, el millonario fundador de IKEA, que murió a los 91 años.

Ingvar Kamprad, el fundador de IKEA, murió el sábado a los 91 años. Entre 2005 y 2010, se estima que fue una de las 10 personas más ricas del mundo. A pesar de eso, el empresario tenía hábitos frugales, que aplicó a su vida y a los negocios. ¡Conócelo!

Comienzos humildes

Mucho antes de convertirse en el fundador de un imperio, Ingvar Kamprad nació el 30 de marzo de 1926 en una pequeña granja cerca de la aldea de Agunnaryd, en la provincia sueca de Småland, detalla el sitio oficial de Suecia.

En esa época, la región rural era pobre y sus habitantes compartían el trabajo duro y la frugalidad. Kamprad, por ejemplo, comenzó a vender fósforos cuando tenía seis años. A los diez recorría el vecindario en bicicleta vendiendo adornos de Navidad, pescado y lápices.

La idea millonaria

En 1943, a los 17 años, Kamprad recibió una pequeña suma de dinero de su padre como recompensa por haber tenido éxito en la escuela a pesar de ser disléxico. Con ese capital fundó IKEA.

La idea innovadora fue vender muebles para armar (conocidos como flat pack), económicos y sencillos, pero con diseño moderno. La motivación de IKEA era que todas las personas puedan permitirse tener muebles elegantes.

Si quieres saber qué significa ser un verdadero innovador, checa este video:

Hábitos frugales

En el camino hacia el crecimiento de su imperio, Kamprad publicó la “biblia de IKEA”, que incluye máximas como “malgastar recursos es un pecado mortal”, cuenta el sitio de la revista Forbes.

A lo largo de su vida, el empresario mostró poco interés en los lujos de la riqueza. Volaba en clase económica y durante dos décadas manejó un Volvo.

Llamaba “co-workers” a sus empleados, y los animaba a vestirse informalmente. También se alojaba en hoteles baratos y compraba en los supermercados locales, según el sitio de Suecia.

Para evitar quedarse dormido cuando era joven, compró un reloj despertador, lo programó a las seis de la mañana y le quitó el botón de apagado. Según Kamprad, todos deberíamos dividir nuestras vidas en unidades de 10 minutos y sacrificar la menor cantidad posible de ellas en actividades sin sentido.

Kamprad murió a tan sólo 10 minutos de la granja donde nació, rodeado de sus queridos. Y tú, ¿qué opinas de su vida y hábitos?

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