El consumo excesivo de sodio favorece la presión arterial alta, y puede conducir a sufrir un ataque cerebral, enfermedades del corazón o falla cardíaca. Pero, ¿sabes por qué y cómo reducirlo al cocinar? ¡Te lo contamos!
Por qué hace mal
Al consumir demasiado sodio, los riñones tienen problemas para contrarrestar su exceso en la sangre. A medida que éste se acumula, el cuerpo retiene agua, para diluirlo. Entonces, la presión sanguínea aumenta y el corazón debe trabajar más, explica el sitio de la Universidad de Harvard.
¿Cuánto es “demasiado” sodio? La Asociación Americana del Corazón (AHA) recomienda que los adultos no consuman más de 2,300 mg de sodio al día aunque, lo ideal, sería limitarlo a no más de 1,500 mg.
Una dieta elevada en sodio puede afectar, también, a tus hijos. Conoce por qué y qué puedes hacer, en el siguiente video.
En la cocina, ¡apunta estas claves!
1. Reemplaza la sal para darle sabor a tus platillos. Utiliza cebollas, ajo, hierbas, especias, jugos cítricos y vinagre, recomienda la AHA.
2. Escurre y enjuaga los frijoles y vegetales enlatados. Esto puede reducir el sodio hasta un 40%.
3. Cocina sin sal el arroz, las pastas y los cereales calientes.
4. Elige formas de cocción que realcen los sabores naturalmente: asar, grillar y saltear. Reducirás, de este modo, la necesidad de agregarle sal a la comida.
5. Usa carne fresca en lugar de envasada. Aunque contiene sodio, su cantidad es menor que la de los cortes procesados (como el jamón), sostiene el portal de la Fundación Nacional del Riñón.
6. Elige especias sin sodio. Prefiere, por ejemplo, el polvo de ajo por sobre la sal de ajo.
7. Recorta el consumo de alimentos que, aunque no tengan sabor salado, contengan mucho sodio. Por ejemplo, el queso cottage.
Tip extra: incorpora potasio
Sumar alimentos con este nutriente podría ayudarte a contrarrestar los efectos del sodio en el cuerpo. Algunas buenas opciones incluyen: camote, papa, vegetales verdes, tomates, frijoles blancos, yogur sin grasa, naranja, plátano y melón cantalupo, concluye la AHA.
Recuerda, antes de hacer cambios en tu dieta o si tienes dudas, consulta a un médico.
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