Dzana Homan creció en la ciudad de Sarajevo, en la ex Yugoslavia (actualmente Bosnia y Herzegovina), según cuenta en la revista Cosmopolitan. Tanto su padre, periodista y artista, como su madre, psiquiatra, procuraron darle una educación excelente y, además, equilibrada. Así, la alentaron a interesarse tanto en la física como en el piano. Ella no solo siguió estudiando ambas cosas en la universidad, sino que recibió una licenciatura en los dos. Luego, siguió con una maestría en física.
Ciudad sitiada
Después de la universidad, fue a visitar a sus padres para convencerlos de irse de Sarajevo. Había señales de que la guerra se acercaba y Homan tenía la ilusión de que su familia abandonara la ciudad antes de que comenzara. Lamentablemente, “tuvo mal timing”, como reveló en diálogo con la revista Forbes, y quedó atrapada allí durante cuatro años y medio.
Ante una economía prácticamente inexistente, durante ese tiempo Homan trabajó como voluntaria en un hospital. Allí, estuvo en contacto con niños, lo cual tuvo una gran influencia en sus decisiones futuras.
Bienvenida a EEUU
En 1995, Homan logró escapar a los Estados Unidos como refugiada. Llegó a Los Angeles sin hablar inglés. Pero, según explica en Cosmopolitan, cree que sus conocimientos musicales la ayudaron a aprender el idioma en poco tiempo. Eso le permitió encontrar diversos empleos, algo fundamental dado que había llegado al país con $1,200 dólares y ningún contacto.
Rápidamente, consiguió trabajar como profesora ayudante y como asistente de investigación en la Universidad Estatal de Nuevo México. Allí, además, obtuvo una segunda maestría, esta vez en ingeniería eléctrica, como indica su perfil de la red LinkedIn. Además, consiguió una green card gracias a su experiencia en sistemas de comunicación.
De profesora a CEO
A pesar de todo eso, se le hizo difícil encontrar empleo, narra en la revista mencionada. Su madre le recomendó que volviera a trabajar con niños, ya que le encantaban. Así, consiguió un puesto como profesora de robótica para chicos en una empresa. Algunos años después, ¡se había convertido en CEO!
En 2007, cuando comenzaba en esa compañía, vio al hijo de una amiga tocar la batería en un recital. Le impresionó cuánto había aprendido con solo 8 semanas de lecciones. En ese momento, pensó: "Algún día quiero estar a cargo de esto".
El día llegó siete años después. Luego de ser CEO de varias empresas, Homan fue contratada para serlo en el lugar de sus sueños: School of Rock, un programa de educación musical. Allí, se dedica a su verdadera pasión: la educación. ¡Una gran historia de superación!
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