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¿Qué hay detrás de los berrinches en los niños?

Gritos, llanto, patadas... Los berrinches en los niños no serían un mero capricho. ¡Descubre sus posibles causas!

Dientes apretados, oídos tapados, gritos, llantos... Los berrinches en los niños no son cosa de risa, y podría terminar por sacar de las casillas a más de un padre. ¡No pierdas la calma! Descubre por qué tu pequeño podría estar teniendo este comportamiento, y cómo sobrellevarlo.

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Frecuentes entre los 12 meses y los 3 años, las rabietas son una expresión del deseo de los niños de ser independientes, a medida que aprenden que son personas separadas de sus padres, explica el sitio del Centro Médico de la Universidad de Maryland. Además, el hecho de que aún no tengan vocabulario suficiente para expresar sus sentimientos podría contribuir a que sucedieran.

En este sentido, los berrinches tendrían una explicación científica. Según un reporte de 2011 de la Universidad de Pennsylvania, detrás de estos estaría la parte del cerebro encargada de regular las emociones y controlar las conductas sociales, la corteza prefrontal, que recién empezaría a madurar hacia los 4 años, recopila el sitio Parenting.

Normales, ¿pero evitables?

En primera instancia, haz lo posible para que los berrinches no aparezcan, recomienda el sitio KidsHealth. Para esto:

• Ofrécele a tu niño mucha atención positiva, destacando cuando se porta bien.

• Intenta darle algo de control sobre pequeñas cosas, como optar entre el jugo de naranja o de manzana.

• Mantén fuera de su vista y alcance los objetos que no puede usar.

• Distrae su atención de aquello que no quieres que haga.

• Considera sus pedidos. ¿Es realmente peligroso lo que quiere? ¡Elige tus batallas!

• Conoce sus límites. Si sabes que está agotado, no sería el mejor momento para ir de compras o sumar un trámite más al paseo.

¿Y si no pudimos esquivar el berrinche?

Estas tres claves del sito Baby Center podrían ayudarte a sobrellevar la situación:

1. No pierdas el control. Tu hijo necesitará sentirse contenido. Toma fuerzas para no gritarle o abandonar la habitación, y acércate con calma. Si puedes, abrázalo.

2. Recuerda que tú eres el adulto. Sin importar cuánto dure la rabieta, no accedas a sus demandas ni negocies con él. Concederle lo que quiere solo le enseñará que esta es una estrategia fructífera.

3. Háblalo, pero luego. Cuando haya recuperado la calma, usa palabras sencillas para reconocer su frustración. Ayúdalo, además, a expresar sus sentimientos.

Ahora ya lo sabes: la próxima vez que tu pequeño tenga un berrinche, respira hondo e intenta navegar la tormenta con calma. ¡Llegarán a mucho mejor puerto!

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