Los atletas olímpicos nos asombran con sus capacidades, hasta hacernos creer que son superhéroes: ¡nadie puede correr tan rápido o saltar tan alto! Pero cuando se trata de pagar las cuentas, son más humanos de lo que te imaginas.
Las Olimpíadas: un sacrificio
Llegar a ser un deportista de esta talla implica grandes sacrificios: de tiempo, de disciplina y de dinero. Craig Leon, del Centro de Marketing Deportivo Varsovia de la Universidad de Oregón, señala en la revista Wired que “para muchos atletas olímpicos, no hay demasiado dinero por ganar”. De hecho, cumplir su sueño, ¡puede dañar sus finanzas!
Los entrenamientos les dejan poco tiempo para prepararse en otro campo profesional. Y, cuando dan por terminada su carrera olímpica, alrededor de los 30 años, se encuentran con que tienen poca o nula experiencia laboral, apunta Leon.
Los apoyos no abundan
A diferencia de muchos otros países, Estados Unidos no financia programas olímpicos. Aunque algunos atletas sí reciben dinero de las entidades de gobierno encargadas de su especialidad, las cantidades no son altísimas. Por ejemplo, de acuerdo con el sitio Sports Management Degree Hub, el organismo de natación americano les da un estipendio mensual de $3 mil dólares a sus 16 mejores figuras.
Pero estos deportistas pueden ganarse la vida con premios y patrocinios, ¿cierto? Pues no, a menos que sean Michael Phelps –que tiene un valor estimado de $55 millones de dólares, de acuerdo con el portal The Richest–, Usain Bolt, Serena Williams o alguna otra súper estrella.
Los bonos que obtienen del Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC) si ganan medallas, tampoco son demasiado altos: 25 mil dólares por una de oro, 15 mil por una de plata y 10 mil por una de bronce, revela el portal Money.
¿Cómo se financian, entonces?
Muchos de los atletas que hoy vemos en Río 2016 tienen que combinar sus horas de entrenamiento con trabajos de medio tiempo o de tiempo completo. Hacen de todo: son maestros, modelos, niñeras, meseros, entrenadores, conferencistas y más, revela el portal Quartz.
Otros tantos han abierto una cuenta en portales de crowdfunding, como GoFundMe, o cuentas de PayPal, donde cualquier persona puede donar dinero para apoyar su sueño olímpico. ¿Te sorprendiste?
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