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Bienvenida la fiebre del cobre: este mineral podría ayudar a quemar grasa y perder peso

El cobre tendría un rol clave para quemar grasa. Conoce los resultados de un estudio científico.

Además de estar súper de moda en la decoración, el cobre es un mineral importante para la salud. Recientemente, se ha descubierto un nuevo beneficio de consumir alimentos ricos en este nutriente: podría incrementar la quema de grasa en el cuerpo.

Cómo funciona

El cobre jugaría un papel clave en la metabolización de la grasa, descubrió un equipo de científicos liderados por el investigador Christopher Chang, profesor en la Universidad de California, Berkeley.

Evaluaron ratones con la enfermedad de Wilson, un trastorno que también pueden presentar los humanos, cuya característica es una acumulación excesiva de cobre en el hígado.

"Encontramos que el cobre es esencial para romper las células de grasa y que éstas puedan fluir hacia el torrente sanguíneo y ser utilizadas como energía. Mientras más cobre haya en el organismo, más se descompone la grasa”, señaló Chang al sitio Science Daily. Esto podría abrir un nuevo capítulo en la lucha contra la obesidad. El científico sugirió que alguien con sobrepeso podría tener una deficiencia de este mineral.

¿Cómo incluir más cobre en la dieta?

Espera, ¡no salgas corriendo a comprar suplementos alimenticios que contengan cobre! El doctor Chang añadió que el exceso de este mineral también puede ser tóxico o conducir a desequilibrios en otros nutrientes, como el zinc.

El cobre no es algo que nuestro cuerpo pueda producir, por lo que debemos obtenerlo a través de nuestra dieta. El requerimiento diario para un adulto es de aproximadamente 700 microgramos por día, de acuerdo con la Junta de Alimentos y Nutrición, del Instituto de Medicina de EEUU.

Alimentos ricos en cobre

La mejor forma de obtener la cantidad de cobre que tu cuerpo necesita es consumir alimentos ricos en este mineral. Algunos de los sugeridos por el Centro Médico de la Universidad de Maryland son:

- Pescados y mariscos: ostras, calamares, langosta, mejillones, cangrejos y almejas.

- Hígado, riñones y corazón de res.

- Nueces y mantequillas de frutos secos, como avellanas, nueces de macadamia, almendras y pistachos.

- Legumbres: soya, lentejas, judías blancas, cacahuates.

- Chocolate.

- Cereales enriquecidos.

- Frutas y verduras: frutos secos, champiñones, tomates, papas, plátanos, uvas y aguacate.

- Pimienta negra.

Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de implementar cambios en tu alimentación y la de tu familia.

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