La temporada pasada Dele Alli jugó a préstamo en el Besiktas turco, pero una lesión por la que tuvo que pasar por el quirófano fue la gota que colmó el vaso. Así lo contó en una entrevista con Gary Neville en The Overlap con la que “quiere ayudar a la gente para que vean que no están solos”.
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El centrocampista inglés contó que tocó fondo tras regresar de Turquía. Bebía y tomaba pastillas para dormir y explicó que necesitó ingresar en un centro de rehabilitación de salud mental donde tratan adicciones y traumas.
“Sentí que era mi momento. No te pueden decir que vayas, tienes que saberlo y tomar la decisión tú mismo o no funcionará”, dijo un valiente Dele en una entrevista en la que también habló de las sombras de su pasado.
El centrocampista inglés reveló que un amigo de su madre alcohólica abusó sexualmente de él a los seis años, que a los siete empezó a fumar y a los ocho traficaba con drogas. A los once, relató, un hombre lo colgó de un puente. Todo cambió a los doce, cuando “una familia increíble” lo adoptó.
Dele Alli despuntó joven en el Tottenham, pero aunque por fuera, explicó, sonreía, la guerra contra él mismo iba por dentro, “y la estaba perdiendo”, se sinceró. “Una mañana me levanté y tenía que ir a entrenar. Recuerdo que me miré al espejo y me pregunté si podía retirarme ya. Con 24 años. Haciendo lo que me gusta. Para mí fue desgarrador”, añadió un Dele Alli que, ahora, con 27, tiene una nueva oportunidad para demostrar en el Everton el talentoso jugador que siempre ha sido.
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