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Australia y Nueva Zelanda 2023: El antes y después del fútbol femenino

Con récords de asistencia, una derrama sin precedentes (570 millones de dólares), el retiro de leyendas y la llegada de nuevas estrellas, esta Copa del Mundo ha sido un parteaguas

Oceanía guarda un lazo especial con el deporte femenino. Recién inaugurando el nuevo milenio, Cathy Freeman se convirtió en la primera mujer aborigen en encender un pebetero olímpico, para Sídney 2000, y la segunda mujer en la historia en lograrlo, después de Enriqueta Basilio en México 1968.


El mensaje al mundo fue claro hace 23 años: las mujeres comenzarán a protagonizar las portadas del deporte internacional. Hoy, Australia y Nueva Zelanda han refrendado ese mensaje, con una Copa Mundial que quedará en la historia como un parteaguas para el fútbol y el deporte femenino.

“Es sencillamente la mejor y más grande Copa Mundial Femenina de la FIFA de la historia. Algo hermoso del fútbol femenino es que no se trata sólo del juego sobre el terreno de juego. También se trata de los mensajes sociales y culturales que podemos difundir por todo el mundo”, dijo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en el Congreso de Fútbol Femenino hace unos días, consciente de que el paso que se ha dado en esta justa ha sido gigante.

En Francia 2019, solo 10 encuentros contaron con más de 25 mil asistentes. En esta justa, más de 30 partidos han superado esa marca, con entradas récord como la inaugural en el Eden Park de Auckland, con 43 mil 217 espectadores; las 75 mil 784 personas en la semifinal entre Australia e Inglaterra y los más de 83 mil espectadores que presenciaron la final de la Copa.


FIFA anunció la superación de sus expectativas, con casi 2 millones de aficionados presentes en los 64 partidos de este Mundial y con un tráfico en redes jamás antes visto. Señal clara de que las futbolistas ganaron un papel preponderante en la escena deportiva internacional.

Pero las cifras son solo una pequeña parte en la grandeza de este evento, que ha marcado un antes y un después para el fútbol femenino. Un torneo que vio la consagración de nuevas estrellas en el plano internacional, como Linda Caicedo, Lauren James y Salma Paralluelo.


Jóvenes que llevarán la batuta que han dejado las despedidas de Megan Rapinoe, Christine Sinclair y Marta, que también se sumaron al repertorio de escenas imborrables en este torneo. Leyendas que abrieron el camino a generaciones enteras de mujeres y que se han despedido orgullosas de su legado.

“Creo que, al ser mujeres deportistas profesionales, sabemos cuáles son las injusticias, al menos las que hemos sentido nosotras. Creo que eso nos facilita ser aliadas de otras maneras. Creo que ese es el verdadero legado”, fue la reflexión de Megan Rapinoe sobre su legado.


"Esto demuestra que el fútbol femenino va creciendo Marta se acaba aquí. Yo acabo pero ellas continúan. Apoyen el fútbol femenino en Brasil y en el mundo”, declaró la reina del balompié brasileño a FIFA, en una de las despedidas menos esperadas, cuando la “Canarinha” empató ante Jamaica, quedando fuera del torneo en fase de grupos.


Una de tantas sorpresas que dejó este Mundial, impulsado por la participación de 32 selecciones, que estuvo repleto de “primeras veces”. Así, el planeta vio debutar a Nueva Zelanda con su primer triunfo en Mundiales, a Filipinas conseguir la misma hazaña ante las locales, a Zambia vencer a Costa Rica y a Marruecos, Sudáfrica y Jamaica conseguir triunfos impensados, que las llevaron, además, a su primera clasificación histórica fuera de fase de grupos.


Historias que ensalzaron la magia del fútbol, donde la más pequeña pudo derrotar a la más poderosa. Por primera vez en la historia, 3 equipos africanos lograron colarse a octavos de final. Una fase que también le dio la bienvenida al primer equipo árabe, que resaltó con la figura de Nouhalia Benzina, como la primera futbolista en portar un hiyab en un torneo FIFA.

El relato de Colombia fue otra que encendió el ánimo futbolero, con una generación que superó a Alemania, por primera vez en su historia, y llegó a sus primeros cuartos de final, de la mano de Linda Caicedo y Catalina Usme. Una selección que, además, rompió récords de audiencia en su partido inaugural con más de 9 millones de televidentes.

Y aunque Estados Unidos se fue eliminada por Suecia, dejando su cetro sin dueño tras 2 campeonatos consecutivos, el encuentro también rompió récords de audiencia, para una nación enamorada de su equipo y que la acompañó hasta el último penalti.


“La mayoría de las que estamos aquí hemos crecido pensando que no era nuestro lugar, que el fútbol era un lugar que no te pertenecía, que te han puesto pegas, que te han puesto los peores horarios, que te ha entrenado gente que casi no estaba preparada para ello”, confesó Irene Paredes previo a la final.


Una reflexión a la que se sumó Hannah Wilkinson, quien afirmó que “lo que hicimos aquel día como grupo fue algo muy necesario (el triunfo ante Noruega). El país lo necesitaba. Las jóvenes aspirantes a futbolistas de Nueva Zelanda lo necesitaban. Quiero pensar que lo que hicimos fue desatar la pasión por el fútbol en nuestro país, algo que era necesario desde hacía muchísimo tiempo. Quiero pensar que el torneo va a dejar un legado duradero”.


Y entre los triunfos, entre las derrotas, entre la euforia y la adrenalina quedarán las escenas de cientos de mujeres que apostaron por un sueño, que demostraron un talento incuestionable, que se entregaron en alma y corazón por representar a sus países, pero más que nada, por hacer lo que aman. 


Le digo a las mujeres, ustedes tiene el poder de cambiar. Háganlo, háganlo. Conmigo, con la FIFA, encontrarán puertas abiertas, sólo tienen que empujar las puertas, están abiertas. Sigan empujando, mantengan el impulso, sigan soñando y avancemos hacia la igualdad total”, reafirmó Infantino.

La Copa se va a España, pero su legado queda para el mundo. Estas futbolistas lo han vuelto a conseguir, en un camino que nadie ni nada obstaculizará y que solo tiene una ruta ascendente. El campeonato es de todas ellas, de las jugadoras del mundo, Australia y Nueva Zelanda solo han eternizado un momento que en años posteriores evidenciará la magnitud de su trascendencia.