Un niña irlandesa llamada Maisy sobrevivió a una rara enfermedad que fue diagnosticada cuando aún se encontraba en el vientre de su madre y a pesar de todos los pronósticos disfruta de una buena vida, según un artículo publicado en el diario Telegraph.com.uk.
En el 2009, la madre de Maisy, Emma Vignes tuvo un embarazo normal y tranquilo hasta las 34 semanas, cuando se dio cuenta que su bebé había dejado de moverse por completo y los médicos le dijeron que la hija que esperaba no tenía sangre en las venas sino un plasma trasparente.
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El cuerpo de la madre había absorbido los glóbulos de la sangre de su hija, quien no tenía plaquetas ni hemoglobina en la sangre.
Los médicos del Hospital regional del condado de Waterford (sur de Irlanda), tenían miedo que al nacer la pequeña tuviera una capacidad mental reducida. Por eso decidieron realizar una cesárea de urgencia seis semanas antes del parto previsto y hacerle una transfusión de sangre por medio del cordón umbilical.
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Después de haber recibido tres transfusiones en dos semanas, el sistema sanguíneo del Maisy alcanzó los índices normales y fue dada de alta.
La pequeña goza hoy de muy buna salud y tiene una vida tranquila normal como cualquier otra niña.
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