Una madre que drogó a su hija con un cóctel de drogas para se calmara mientras ella tenía sexo con su amante, ha sido condenada después de que la niña muriera trágicamente, según un artículo publicado en el diario británico Daily Mail.
Michala Pyke, de 38 años, permitió que su hija Poppy Widdison, comiera diazepan, heroína, metadona y ketamina, porque la veía como un “inconveniente” para que ella pudiera tener una relación sexual con el narcotraficante John Rytting, de 40.
Poppy murió en junio de 2013 después de sufrir un paro cardíaco en la casa de su madre, en Grimsby, en Lincolnshire (Inglaterra).
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Un examen post mortem no pudo establecer una causa de muerte, pero en las pruebas de toxicología realizadas en su sangre y cabello se encontraron varios fármacos y se demostró que la niña había estado expuesta y había ingerido cantidades significativas de heroína y metadona durante los últimos seis meses.
Pyke y Rytting fueron condenados a 13 años de prisión. Ambos acusados por crueldad infantil al permitir que Poppy fuera alojada en una casa donde las drogas prescritas y controladas no estuviesen seguras y estuvieran al alcance de la niña.
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