Mientras crecía a la par de su melliza, Paula Macedo siempre se sintió como si fuera más gorda, a pesar de que era sólo ligeramente más grande que su hermana Lucy.
Después de casarse en su segunda década, Macedo ganó peso lentamente y pronto se convirtió realmente en lo que temía.
"Yo como que pensé que era la melliza gorda sobre todo porque mi hermana era más pequeña que yo y me gustaba compararme con ella", confesó Macedo, de 44 años, al programa Today.
Hace unos seis años, Macedo, entonces de 38 años, estaba planeando una visita a las Islas Azores en Portugal para visitar a la familia. Con apenas 4'11 de estatura, pesaba alrededor de 215 libras - 80 libras más que la última vez que la habían visto como un saludable peso, a los 18 años de edad. Le preocupaba lo que sus parientes pensarían de ella.
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Al mismo tiempo, una compañera de trabajo llamada Barbara, que también tenía sobrepeso, le insistía a Macedo para que ambas perdieran libras. Barbara le decía a Macedo que ella era demasiado joven para ser tan gorda. Así que un día ella aceptó la oferta de Barbara de caminar.
"Ella realmente me empujó en el principio", dijo. "Usted tiene que comenzar en alguna parte”.
Ese paseo comenzó un hábito saludable, lo que llevó a más. Macedo, que vive en Peabody, Massachussets, caminaba por el estacionamiento durante 30 o 40 minutos, cinco días a la semana. También empezó a consumir porciones más pequeñas y eliminó las bebidas azucaradas y los carbohidratos.
Después comenzó a caminar por su vecindario con lomas. Lloviera o nevara, subía y bajaba los seis tramos de escaleras de su edificio.
"Uno tiene que cambiar su estilo de vida. Hay mucho que tiene que cambiar. Sin embargo, tiene que comenzar en alguna parte", dijo Macedo.
En el momento de su viaje había perdido 38 libras, sólo dos libras por debajo de su meta de entonces. Pero esa pérdida de peso la animó.
"En el principio era el progreso que realmente me motivó y cómo me veía y sentía", dijo. "Yo simplemente no quería parar."
Después de perder 70 libras, Macedo finalmente se sintió lo suficientemente en forma como para entrar en un gimnasio. Se enganchó, y todavía ama a tomar clases de pesas y kickboxing con el entrenamiento a intervalos.
Después de tres años de ejercicio y comer sano, perdió 90 libras. Mantuvo su peso en 125 libras ejercitándose cinco veces a la semana, dos horas al día, y con una alimentación saludable.
Aparte de que ama a su nueva apariencia, la pérdida de peso le dio Macedo algo más.
"Realmente no creía en mí misma ni tenía confianza en mí misma. A través del ejercicio siento que he ganado mucha autoconciencia", dijo.
También aprendió la importancia de no compararse con nadie, ni siquiera con su hermana.
Y espera inspirar a otros.
"Quiero que la gente sepa que puedes hacerte cargo de ti misma y salvarte", dijo. "Tienes una vida y una oportunidad de hacer lo mejor de ella".
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