Por María Peña
WASHINGTON.— La bancada republicana en el Congreso ha demostrado este martes que, por ahora, no tiene apetito para un cuarto plan de estímulo económico, como piden los legisladores demócratas para mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus.
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El Congreso aprobó la semana pasada un histórico plan de estímulo económico por poco más de dos billones de dólares, que se suma a otros dos adoptados desde principios de este mes para responder a la pandemia del COVID-19.
Aunque aún no existe siquiera un borrador de la medida, fuentes de la Administración Trump, economistas y líderes de ambos partidos en el Congreso coinciden en la necesidad de actuar pronto, a lo largo de abril, para evitar que el país caiga en recesión.
En todo caso, es apenas el inicio de incipientes conversaciones sobre cómo responder con más firmeza al coronavirus, porque ambas cámaras del Congreso reanudarán su trabajo en Washington el próximo 20 de abril.
La pandemia ya se ha cobrado la vida de más de 3,000 personas en este país, ha colmado la capacidad de respuesta de los hospitales, y ha puesto candado a miles de negocios. Mientras, los economistas advierten de que la tasa de desempleo podría dispararse hasta un 32%.
Por ello, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha dicho que la pandemia requiere una respuesta integral y “visionaria” del gobierno, y el tercer plan de estímulo no es suficiente.
Pelosi quiere que el próximo proyecto de ley bipartidista incluya una fuerte infusión de fondos públicos en obras de infraestructura, lo que a su vez alentaría la creación de empleos.
Consultada al respecto por Noticias Telemundo, la oficina del senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, ha dicho hoy que éste sí apoyaría un cuarto plan de estímulo económico.
Nueva Jersey se perfila como uno de los principales focos de contagio del coronavirus en el país.
Por su parte, el senador republicano por Florida, Marco Rubio, dijo a la cadena Fox que sí habrá un cuarto plan de recuperación económica “en algún momento en el futuro”, si bien la prioridad ahora es gestionar las ayudas contenidas en el que el Congreso aprobó la semana pasada.
“Desde luego, existe la posibilidad de que esto (la pandemia) se prolongue más de lo que ninguno de nosotros haya anticipado y que, por ejemplo, tengamos que extender la ayuda para la pequeña empresa”, dijo Rubio.
Según Rubio, en estos momentos el enfoque está en reducir la propagación del coronavirus y lograr la reapertura del país.
Más adelante, el Congreso deberá aprobar una ley que fortalezca las cadenas de suministros y la producción doméstica de insumos médicos porque, a su juicio, se trata de un asunto de interés económico, de seguridad nacional, y de salud pública.
Si algo ha dejado en claro la pandemia, es que Estados Unidos no puede depender demasiado en la producción de insumos básicos -como respiradores o mascarillas- en países como China, afirmó Rubio.
Pero varios líderes republicanos, entre éstos el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, ha aconsejado cautela y más tiempo para constatar que el tercer plan pueda surtir el efecto deseado.
“Creo que necesitamos esperar algunos días, algunas semanas, y ver cómo van funcionando las cosas. Esperemos para responder adecuadamente”, dijo McConnell en declaraciones a un programa de radio conservador, “The Hugh Hewitt Show”.
Tal como ocurrió durante el debate del tercer plan económico, McConnell repitió su advertencia de que no aceptará que los demócratas logren la aprobación, en una eventual medida, de “asuntos políticos no relacionados” que de otra manera no conseguirían en el Congreso.
Sus palabras, sin embargo, contradicen las declaraciones del presidente, Donald Trump, quien desde su cuenta en Twitter instó este martes al Congreso a que apruebe un plan de infraestructura por dos billones de dólares, un proyecto que encuentra eco en la oposición demócrata.
Según Trump, el Congreso debe aprovechar que las tasas de interés para Estados Unidos “están en cero” para adoptar ese plan, “que lleva décadas” en el tintero.
El primer plan de estímulo, por $8,300 millones, estuvo destinado a fortalecer el sistema de salud pública, y la investigación y desarrollo de vacunas, mientras que el segundo, de $100,000 millones, incluyó fondos para apoyar a los trabajadores con días de enfermedad pagados, entre otros beneficios.
El tercer plan, de poco más de dos billones de dólares, incluyó cheques directos para cerca de 150 millones de hogares; la ampliación de subsidios de desempleo; más fondos para Medicare; préstamos para la pequeña empresa, y un fondo de estabilización para las grandes industrias, entre éstas la de la aviación.
El Servicio de Rentas Internas, que además extendió por 90 días el plazo para la declaración de impuestos, aún no ha desembolsado los cheques que enviará a los individuos y familias en un plazo de tres semanas, ya sea por correo o como depósitos directos.
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