La formación de la tormenta subtropical Theta elevó a 29 el número de tormentas y huracanes en la actual temporada en el Atlántico y rompió la marca alcanzada en 2005, cuando se registraron un total de 28 ciclones con denominación. En 170 años de registros no se había visto algo parecido.
Theta se convirtió en una tormenta tropical en el este del Atlántico, a más de 790 millas (1280 kilómeros) de las islas Azores, con vientos sostenidos de 70 millas por hora (110 kilómetros por hora), aunque por ahora el Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) no ha emitido ninguna alerta para las costas.
Mientras tanto, la tormenta tropical Eta continúa fortaleciéndose en el Golfo de México. Florida y Cuba siguen recibiendo este martes los embates del fenómeno, que se encuentra a 60 millas (95 kilómetros) al oeste de Cuba.
El sur de Florida intentaba volver a la normalidad después de que la tormenta Eta la tormenta Eta inundara zonas urbanas y casas en el condado de Miami durante horas, después de tocar tierra el domingo en los Cayos de ese estado.
“Está muy mal. En los últimos 20 años, no he visto nada como eso”, dijo Tito Carvalho, propietario de un negocio de radios para autos en Fort Lauderdale y que estimó que el agua rondaba 3 pies (un metro) de profundidad en algunos lugares.
“Es mucho peor de lo que podíamos haber imaginado, y estábamos preparados”, dijo Arbie Walker, estudiante de 27 años y que vio su apartamento en Fort Lauderdale inundado.
“Nos llevó 20 minutos salir de nuestro barrio debido a la importante inundación de la zona”, dijo Walker. El auto de su hermana también quedó semisumergido.
En uno de los centros de pruebas de coronavirus más grandes del estado, el estadio Hard Rock del condado de Miami-Dade, entraron hasta 16 pulgadas de agua (más de 40 centímetros), según las autoridades. Ha sido uno de los lugares más utilizados durante la pandemia para hacer diagnósticos de COVID-19. Se espera que el lugar permanezca cerrado hasta el miércoles o el jueves.
Todos los centros de pruebas en los condados de Miami-Dade, Broward y Palm Beach gestionados por el Gobierno de Florida cerraron el domingo y el lunes debido a la tormenta. Al menos siete lugares de pruebas permanecerían cerrados el martes.
El alcalde de Fort Lauderdale, Dean Trantalis, dijo que eran las lluvias del siglo.
“Una vez la tierra se satura, en realidad el agua no tiene a dónde ir”, dijo Trantalis. “No es como un gran huracán. Es más bien un fenómeno de lluvia, y estamos haciendo todo lo que podemos para asegurar que la gente de nuestra comunidad está protegida”.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo en Twitter que la población debía monitorear la corriente durante los próximos días. “Aunque la tormenta ha vuelto al mar, aún podría provocar situaciones peligrosas en la costa del Golfo al final de la semana”, tuiteó.
En Cuba, el fenómeno siguió desbordando ríos e inundando zonas costeras. Unas 25,000 personas fueron evacuadas y no había reportes de muertes, aunque la lluvia continuaba y se esperaba que se acumularan 25 pulgadas de agua, 63 centímetros.
Anteriormente, Eta azotó de forma devastadora varios países de Centroamérica como poderoso huracán de categoría 4 con vientos máximos de 140 millas por hora.
Las consecuencias peores se han sufrido en Nicaragua, Guatemala, Honduras y en el sur de México. En total, ya se han contabilizado decenas de muertos y más de 100 personas siguen desaparecidas en el área centroamericana. Hubo también daños materiales de cuantía todavía incalculable, provocados entre otras cosas por deslizamientos de tierra y lodo que llegaron a arrollar decenas de casas.
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Las autoridades de la región tratan de dar respuestas a los centenares de miles de damnificados mientras seguían buscando a posibles sobrevivientes atrapados por aludes o incomunicados por desbordamientos de ríos en zonas remotas.
Hasta el lunes, se reportaban preliminarmente más de 200 muertes -principalmente en Honduras, Guatemala, Panamá y México -y un número mayor de desaparecidos o personas que no habían sido localizadas o quedaron incomunicadas a causa del meteoro, que también dejó a su paso una vasta destrucción de viviendas, plantaciones agrícolas y vías terrestres.
En el sur de México, al otro lado de la frontera con Guatemala, al menos 27 personas murieron debido a que las fuertes lluvias atribuidas a Eta, que provocaron deslizamientos de tierra y crecieron arroyos y ríos, según Elías Morales Rodríguez, funcionario de Protección Civil del estado de Chiapas.
El peor incidente en México ocurrió en el municipio montañoso de Chenalhó, donde 10 personas fueron arrastradas por la crecida de un riachuelo; sus cuerpos fueron encontrados más tarde río abajo.
Pero uno de los peores dramas se vive en Guatemala, donde Eta había causado hasta el lunes más de 100 muertos y varias decenas de desaparecidos. Allí se llevaba a cabo la dificultosa tarea de encontrar a más sobrevivientes de un desprendimiento de toneladas de tierra y escombros en la remota comunidad de Quejá, en las montañas centrales de ese país, donde se teme que permanezcan soterradas un centenar de personas.
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El balance preliminar de las autoridades guatemaltecas indica que más de 300,000 personas han sido afectadas en todo el país por los derrumbes e inundaciones, en tanto que 72,000 han sido evacuadas de zonas de riesgo.
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En Honduras, la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) informó el lunes que la cifra de muertos dejada por el paso de Eta como depresión tropical aumentó a 57 y que ocho seguían desaparecidas. Estimó que más de 1.7 millones de personas resultaron afectadas, de ellas unas 11,000 necesitaron traslado a albergues temporales.
En Nicaragua, donde Eta ingresó como huracán categoría 4 en la costa norte el martes de la semana pasada, se han reportado hasta ahora al menos dos muertos, devastación en una comunidad indígena del norte nicaragüense y cuantiosos daños materiales.
“El huracán Eta desbordó las capacidades nacionales para el manejo de la emergencia, evidenciándose una modesta e insuficiente respuesta gubernamental”, dijo en un informe preliminar el Centro Humboldt, una ONG, sobre el paso del ciclón en Nicaragua.
“Sin embargo, la iniciativa y experiencias de los pobladores para la auto evacuación, contribuyó a que ETA no dejará víctimas de muerte por inundaciones”, agregó.
Panamá, en tanto, sufrió con dureza los coletazos de Eta y debió destinar 100 millones de dólares de emergencia para atender la devastación que dejaron los derrumbes y desbordamiento de ríos en poblados y carreteras, principalmente de las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, al occidente y fronterizas con Costa Rica.
Las autoridades aumentaron el domingo la cifra de muertos a 17, al tiempo en que seguían reportando a 62 personas que no habían sido localizadas probablemente porque quedaron en algunos poblados remotos incomunicados y a los que los equipos de socorro no habían podido acceder.