El número de visados denegados para trabajadores cualificados que intentaban conseguir un empleo en Estados Unidos se ha disparado desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, según un estudio a partir de cifras oficiales realizado por la fundación National Foundation for American Policy.
Trump firmó en abril de 2017 una orden ejecutiva, bautizada como Compra Estadounidense, Contrata a Estadounidenses, en la que instaba al Departamento de Seguridad Nacional, entre otros organismos, a endurecer sus políticas de emisión de visados para trabajadores extranjeros.
La organización considera que la orden de Trump empezó a dejarse notar en julio, cuando el Gobierno pudo colocar a cargos alineados con estas políticas en los puestos de decisión, y presionar a los trabajadores del Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS, en inglés) en ese sentido.
Así, el número de visados H-1B rechazados pasó del 15,9% en el tercer trimestre del año al 22,4% en el cuarto trimestre, un aumento del 41%. Además, las peticiones de evidencia adicional pasaron del 23% al 69% de los expedientes analizados. Estas cifras se replican, en mayor o menor cuantía, en otros tipos de visado para profesionales, como el O-1.
Los inmigrantes más perjudicados fueron los indios (siete de cada 10 tuvieron que aportar información adicional para no ver rechazada su petición de visado).
Todo ello prueba, según la organización, que Trump no aboga, como dice, por un sistema de inmigración basado en el mérito, sino por un sistema de inmigración que no permita la llegada de inmigrantes.
Esta restricción migratoria se endurecerá aún más a partir del 11 de septiembre, cuando USCIS pueda directamente denegar el visado en caso de que falte algún documento o haya algún error en la petición, en vez de emitir una petición adicional de información como hasta ahora.