El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, en inglés) pondrá en marcha a partir del 11 de septiembre una nueva directiva que convertirá en mucho más complicado lograr un visado para residir y trabajar en Estados Unidos.
La nueva política le permitirá denegar las aplicaciones que estén incompletas o contengan errores sin informar antes a los candidatos para que solventen los fallos.
Esto afectará sobre todo a aquellos inmigrantes cuyos expedientes requieren de muchos documentos, ha declarado la activista Sarah Pierce a la agencia de noticias Bloomberg.
Los inmigrantes se enfrentarán ahora a “trampas” incluso aunque estén residiendo y trabajando legalmente en el país, pudiendo ser deportados sólo porque su abogado cometa un pequeño error administrativo, según señala el activista migratorio Todd Schulte.
Una investigación de la agencia de noticias Reuters desveló el pasado septiembre que el Gobierno presidido por Donald Trump ha complicado los trámites administrativos para lograr un visado de trabajo. En el plazo de un año, las peticiones de información adicional para permisos H-1B, por ejemplo, se dispararon un 45%.
Quizá por ello, para reducir ese volumen de papeleo, la “opción natural” haya sido reducir esas peticiones de información, señala la activista Anastasia Tonello. Pero eso implica que el candidato carecerá de la oportunidad de explicar y remediar el posible error o la falta de información: en su lugar, su petición será denegada y se ordenará su deportación.