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Comienza el rescate en la cueva de Tailandia. Cuatro niños están a salvo. Pero la lluvia se aproxima

Con máscaras de oxígeno cubriendo toda su cara, cuatro niños han atravesado las dos millas y media que les separan de la libertad. El resto tendrá que esperar al menos 10 horas

Con mascaras de oxígeno que cubren toda su cara, y casi un centenar de buzos, algunos de ellos de equipos de élite internacionales, para ayudarles a atravesar dos millas y media de cavernas inundadas y en la más completa oscuridad, los primeros cuatro niños del equipo de fútbol atrapado en una cueva en Tailandia desde hace dos semanas ya están a salvo, y han sido llevados en helicóptero a un hospital. Quedan aún ocho dentro de ese ataúd de roca, y su entrenador, pero harán falta aún 10 horas tan sólo para preparar el rescate del resto. El tiempo corre en su contra: la operación se ha precipitado porque se acercan nuevas lluvias monzónicas. Era ahora o dentro de un tiempo sin determinar. La angustia continúa.

“Los submarinistas trabajaran con doctores en la caverna para examinar la salud de todos los niños y determinar cuáles deberán salir antes”, ha explicado este domingo Narongsak Osatanakorn, gobernador en funciones de la región de Chiang Rai. Medio centenar de buzos extranjeros y otros 40 tailandeses trabajan en las tareas para rescatar a los jóvenes, de entre 11 y 16 años, y a su entrenador, de 25 años, que quedaron atrapados el pasado 23 de junio después un partido.

El rescate está yendo “mejor de lo esperado”, según Osatanakorn, que no ha aclarado el estado de los menores. La operación completa podría llevar hasta dos días. La travesía a lo largo de la cueva inundada puede llevar hasta cinco horas, pero en caso de no poder ser rescatados antes de que las lluvias eleven de nuevo el nivel de las aguas, podrían quedar atrapados cuatro meses en la caverna. Aun llevándoles alimentos y bebida, algunos están ya muy débiles. Pero el único camino de salida atraviesa pasajes estrechos inundados de agua y barro y con fuertes corrientes. Un submarinista tailandés perdió la vida el viernes trabajando en el rescate.

Bucear es el último recurso: pero no hay más opciones. Las lluvias monzónicas inundarán las cuevas, y el oxígeno en la zona donde están atrapados los niños puede ser limitado. Las autoridades tailandesas trataron de bombear el agua para abrir un camino despejado, pero fracasaron. Los niños están ahora refugiados en un área de 110 pies cuadrados. Podría achicarse o desaparecer con las nuevas tormentas.

“Estamos en guerra contra el agua y contra el tiempo desde el primer día hasta ahora”, dijo ayer Narongsak, “ganaremos cuando venzamos las tres batallas: encontrarles, rescatarles, y enviarles de vuelta a casa”.