Sobre el papel, las empresas de Juan Manuel Muñoz Luévano en México cumplían todos los requisitos de la ley. Sin embargo, todo era una pantalla para esconder negocios ilícitos de lavado de dinero y narcotráfico.
Esto es lo que revelan los informes, las transcripciones de las conversaciones telefónicas y los audios a los que ha tenido acceso NOTICIAS TELEMUNDO INVESTIGA procedentes de la investigación policial en España.
Muñoz Luévano resultó ser mucho más que el cerebro financiero del cártel de Los Zetas. También daba órdenes para eliminar a sus rivales por medio de secuestros y extorsiones, y dispuso la quema de uno de los negocios de la competencia, como revela esta llamada intervenida por la policía española en poder de NOTICIAS TELEMUNDO INVESTIGA:
LUEVANO: Oiga, hay que ver que chingo hacemos con eso, eh, ¿cuándo llegaba el pin**e contador? No va a pagar.
DESCONOCIDO: No, no me dijo.
L: ¿no, no le dijo? Bueno, llegando va a por él y le va a dar un pin**e p**o sablazo ¿eh?
D: Bueno, ok.
L: Bueno, le da unos pin**es sablazos por mentiroso el hijo de su p**a madre. ¿Verdad? ININTELIGIBLE, la ve**a, para que nos quite lo p***ejo ¿eh? y a ver, si ustedes no pueden consígame un p**o ahí que vaya y me queme esa pin**e vinotería, la ve**a ya. ¿eh?
D: Ahorita hablo con el ALFONSO.
Y la amenaza se cumplió, como recogió la prensa local.
Además de los negocios tapadera, también lideraba el comercio ilícito de hidrocarburo robado que les sirve a los carteles a obtener una inyección extra de dinero, como señala Benjamín Grajeda Regalado, jefe de la Gendarmería de la Policía Federal: “Toda actividad delictiva que permita que la delincuencia se allegue de recursos es una lesión para el país y también hace fuerte a estos grupos delincuenciales porque les da capacidad de pagar a quienes trabajan para ellos y comprar armamento”.
Desde el otro lado de la frontera y con la experiencia que le dan los años viendo de cerca la evolución del cartel de Los Zetas, el ex subdirector de ICE Alonzo Peña lo tiene claro. En Coahuila, durante muchos años, las cosas solo han funcionado de una manera: el soborno y una estrategia de terror: “Esto no se hace sin tener un acuerdo. Aceptan su dinero o los amenazan de que los van a matar a ellos y a parte de su familia. Es el famoso “plomo o plata”.