IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Análisis: El arte de ningún acuerdo: por qué Trump no desea una ley de inmigración

Después de una semana de criticas por la política de separar a niños y padres indocumentados, el presidente Trump defendió su enfoque, argumentando que se necesitaba una ofensiva fronteriza por razones de seguridad pública.

No cabe duda de que el presidente Donald Trump considera que la inmigración es un asunto político ganador para él.

Su plan de construir un muro fronterizo para mantener a los inmigrantes latinoamericanos fuera de Estados Unidos fue la promesa característica de su campaña de 2016. Trump sazona sus mítines políticos con afirmaciones incendiarias como la garantía de que su administración "los enviará al infierno". Y el viernes, cuando trató de poner fin a las esperanzas del liderazgo de la Cámara de Representantes, que ya se desvanecen, de aprobar una ley de reforma migratoria para la semana próxima, lo hizo en términos políticos.

"Los republicanos deberían dejar de perder su tiempo en inmigración hasta después de que elijamos a más senadores y congresistas en noviembre", tuiteó Trump el viernes, sobre las elecciones de mitad de período que determinarán el control del Congreso durante sus últimos dos años en el actual mandato. "Los demócratas solo juegan, no tienen la intención de hacer nada para resolver este problema de décadas. ¡Podemos aprobar una gran legislación después de la Ola Roja!", dijo refiriéndose a una pretendida victoria de su partido -que se identifica con el color rojo- en noviembre.

Poco tiempo después, y apenas un par de días después de hablar sobre su compasión por las familias separadas en la frontera bajo su política de "cero tolerancia", el presidente acusó a los demócratas de contar "historias falsas de tristeza y dolor, esperando que ello les ayude en las elecciones."

Pero es el mismo Trump quien ha saboteado repetidamente los esfuerzos del Congreso para trabajar con su administración a fin de aprobar una importante modificación de las leyes de inmigración de la nación. Es Trump quien habla incesantemente sobre la política de inmigración.

Y es Trump quien dio un giro de 360 ​​grados en el tema de la separación, primero implementándolo como un elemento de disuasión para los futuros inmigrantes; luego, cuando tuvo que hacerles frente a imágenes de niños detenidos, emitió una orden ejecutiva para tratar de mantener unidas a las familias; y finalmente, el viernes, al referirse a las historias de horror sobre las familias desintegradas como una trama demócrata para ganar poder en el Congreso.

Aquí hay solo hay una conclusión lógica que extraer: que Trump preferiría tener el problema político en vez de la victoria política.

Llamémoslo el arte de no lograr acuerdos.

"Trump sabe que la reforma migratoria de línea dura permanece en un sitio de privilegio en todas las encuestas entre votantes republicanos", dijo el exrepresentante republicano David Jolly, de Florida.

"Lo que le falta a la hora de comprender la verdadera política de inmigración lo compensa con un profundo conocimiento de los oscuros temas de seguridad fronteriza que impregnan al Partido Republicano. Sabe que la ira motiva más que la satisfacción. Está claro que tiene una estrategia deliberada para dejar este problema sin resolver hasta noviembre".

Este viernes, Trump planeó realizar un evento en la Casa Blanca con "familias de ángeles" que han perdido a sus seres queridos por culpa de la violencia perpetrada por inmigrantes ilegales.

En lugar de escabullirse de un problema que lo ha quemado en los últimos días, Trump sigue prestándole atención. Su intento de recuperar el control de la narrativa sigue un patrón familiar: un movimiento que dirija la conversación hacia los crímenes graves cometidos por algunos adultos inmigrantes, en lugar de hacia la detención de niños que han sido separados de sus padres.

Y sus piruetas sobre esta política demuestran cuánto está dispuesto a girar para tratar de mantenerse en el lado que cree correcto.

La semana pasada, Trump dijo que vetaría un proyecto de ley de inmigración respaldado por el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes. En medio de la protesta que siguió, twitteó que solo podía firmar un proyecto de ley que financiara completamente su muro fronterizo, que reprimiera la inmigración ilegal, que reescribiera las normas para la inmigración legal, que protegiera a los supuestos dreamers de la deportación y que revirtiera su política de separación.

Pero el proyecto de ley que acababa de decir que no promulgaría ya incluía todos esos elementos, casi todo lo que dice que quiere para la legislación de inmigración.

Confrontado con el hecho de que el proyecto de ley se adaptaba a sus demandas, Trump se retractó. Luego viajó al Capitolio esta semana para instar a los legisladores republicanos a aprobarlo. Y luego, cuando estaba en soporte vital el viernes, retiró públicamente su apoyo al decir que los miembros de su partido estaban "perdiendo el tiempo" al siquiera considerarlo.

"Trump no puede aceptar el sí por una respuesta", dijo la senadora Tammy Baldwin, demócrata por Wisconsin, el viernes en el programa "Morning Joe", de MSNBC.

Jolly dijo que los republicanos del Congreso están siendo embaucados por el presidente.

"Lo que es más difícil de entender es por qué los republicanos en el Congreso continúan permitiéndose ser su antagonista, proyectando solo fracaso y debilidad a sus propios electores republicanos que, de lo contrario, están enamorados de la fuerza proyectada por el presidente", dijo.

No son solo los republicanos quienes han sentido la sacudida de los ataques y reticencias de Trump hacia la política y el aguijón de sus artimañas y sus flechas sobre la política migratoria.

El presidente también se ha retractado en repetidas ocasiones de los acuerdos a los que según los informes había llegado con los demócratas para financiar su muro fronterizo a cambio de permitir que ciertos inmigrantes indocumentados permanezcan en el país, con la posibilidad de convertirse en ciudadanos en el futuro.

Y sin embargo, esta semana Trump hizo una propuesta por esa política en su reunión con los republicanos de la Cámara de Representantes.

“No hay nadie en la sala que sea más intransigente con la inmigración que yo, pero esto les da a las personas un incentivo, de lo contrario no hay ningún incentivo", dijo sobre el camino hacia la ciudadanía. "Este es un incentivo tremendo. Así que estás hablando de 12, 13 años, y luego ni siquiera obtienes una tarjeta verde hasta que se construya el muro, por lo que es un incentivo para construir el muro más rápido. La gente va a querer que nosotros construyamos el muro. Así que eso traerá más seguridad fronteriza”.

En última instancia, este resultaba un precio demasiado alto a pagar para quienes mantienen una línea dura en materia de inmigración, quienes calificaron de "amnistía" el último esfuerzo republicano de la Cámara debido a sus disposiciones sobre la ciudadanía.

"¡De acuerdo!", respondió el representante Steve King, republicano por Iowa al tweet de Trump instando al partido a dejar de intentar aprobar una solución legislativa. "Es hora de que este Congreso ponga este desatinado esfuerzo de amnistía en la trituradora".

Esta es la reacción que Trump quiere que tengan los votantes republicanos de base a medida que se acerca la prueba de mitad de mandato. Y es por eso que parece decidido a mantener vivo el tema de la inmigración, mientras se niega a aceptar un compromiso de buena fe.