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“No me puedo ir sin mi hijo”, clamaba una madre mientras la deportaban a Guatemala

La prensa ha descrito el lugar como “un almacén dividido en estructuras que parecen jaulas”.

Elsa Johana Ortiz Enrique empacó lo poco que tenía en Guatemala y viajó a través de México con Anthony, su hijo de ochos años, para llegar a Estados Unidos. Pero la posibilidad de llegar a este país y cumplir sus sueños se redujo a nada.

Según reseña The Washington Post, tras ser deportada a su país natal a inicios de este mes, Ortiz “está completamente devastada” y no sabe cuándo volverá a ver a su hijo, quien se encuentra recluido en uno de los centros de refugio para niños inmigrantes.

La historia se repite y la tensión aumenta tanto fuera de estos centros, en donde las opiniones están divididas por el trato inhumano que están recibiendo los niños. Recientemente la prensa accedió a las instalaciones en McAllen, Texas. Lo que exponen es devastador.

En un pequeño tour por las instalaciones, periodistas describieron el lugar como algo horrible.

Las autoridades han dividido a los niños que han sido separados de sus familias y los han agrupado en grupos de 20 o más. Lo que han recibido ha sido humillante: mantas de aluminio, almohadas sumamente delgadas, agua embotellada y comida.

Los niños inmigrantes están confundidos y algunos no son capaces de expresarse por el trauma y ante la tensión del lugar, en donde merodean constantemente oficiales uniformados y además no tienen acceso a libros o juguetes.

La prensa ha descrito el lugar como “un almacén dividido en estructuras que parecen jaulas” y ha resaltado el hecho de que los agentes no están dando mucha información sobre el proceso para que los padres se reencuentren con sus hijos.

En medio de todo el caos, uno de los casos que se ha dado a conocer es el de la adolescente de 16 años que tuvo que hacerse cargo durante tres días de una pequeña niña de dos años que no hablaba español ni inglés, solo quechua. Ella también tuvo que enseñar a otros niños cómo cambiarse el pañal.

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De acuerdo a varias cifras, cerca de 1,100 personas han sido detenidas, incluyendo a casi 200 menores no acompañados. Los detenidos se mantienen en celdas de vallas de metal y han sido clasificados en varios grupos: menores de 17 años sin acompañamiento; niñas de 17 años o menos no acompañadas; hombres jefes de familia con sus familias; y mujeres jefas de familia con sus familias.

Según los periodistas, los oficiales les quitaron los cordones a los zapatos de los inmigrantes que están bajo custodia para evitar cualquier incidente.

Mientras ellos recorrían la instalación, varias mujeres contenían las lágrimas al hablar con la prensa; otros niños tomaban agua y comían chips de una bolsa; y algunos detenidos se envolvían en las mantas mientras se sentaban en los bancos, el suelo o en las almohadas. Todo esto en sus celdas.