Una treintena de indocumentados, que llegaron a principios de mayo en la caravana migrante a la frontera de Estados Unidos en busca de asilo, han denunciado en una carta difundida este jueves "discriminación, condiciones precarias y falta de atención médica" en el centro de detención Otay Mesa en San Diego (California). En el escrito, también condenan la muerte de Roxana Hernández, una hondureña transexual que falleció bajo custodia del ICE tras presentar síntomas de neumonía, deshidratación y otras complicaciones vinculadas con el VIH.
En el documento, escrito a mano y compartido por la asociación Pueblos Sin Fronteras, el grupo de 37 inmigrantes reclaman a las autoridades de Inmigración ser "tratados como seres humanos" en este centro de detención en el que están recluidos, ya que, insisten, su único delito fue salir de su país de origen para pedir refugio.
El grupo asegura haber respetado el reglamento interno del centro, pero también que no han sido escuchados cuando han denunciado malos tratos o "quejas sensibles de emergencia que implican una amenaza inmediata para los detenidos". Entre ellas, señalan que sus peticiones de atención médica han sido ignoradas y que, incluso, han reportado cuando se les han entregado "rastrillos sucios, los cuales pueden estar infectados". Además, apuntan que los agentes migratorios les amenazan con perjudicar sus expedientes migratorios si se quejan.
Sobre el trabajo que realizan de forma voluntaria, los inmigrantes detenidos apuntan aceptaron dada su situación de precariedad económica, pero condenan estar sometidos a jornadas de seis horas por un sueldo de 1,50 dólares al día.
También aprovecharon la carta para condenar la muerte de Roxana Hernández mientras estaba bajo custodia de autoridades federales, quien se había unido a la caravana en Chiapas (México). La mujer falleció el pasado viernes en un hospital de Nuevo México. "Al igual que todos los que venimos a este país, ella también venía buscando ayuda. Pero fue al contrario porque encontró la muerte. Pedimos justicia ante estas atrocidades porque somos humanos y queremos que nos traten como tal", dice el texto.
En respuesta, la portavoz de ICE en San Diego, Lauren Mack, ha dicho que se están investigando estas quejas recogidas en la carta. "ICE está comprometida con garantizar la salud, seguridad y bienestar de todos quienes se encuentran a nuestro cuidado", ha asegurado Mack, y añade que dentro del manual que se le entrega a cada detenido se exhorta a "reportar de inmediato cualquier denuncia de maltrato o abuso".
A principios de mes, cerca de 200 integrantes del denominado "Viacrucis Migrante", originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador, se entregaron en la garita de San Ysidro, California, en búsqueda de asilo político. El grupo, que argumenta haber huido de sus países de origen dado la violencia que los aqueja, fue distribuido en diferentes centros de detención en espera de que un juez evalúe los casos.