Una adolescente de 15 años viaja sola con un agente de la Patrulla Fronteriza que amenaza con violarla, ponerla en un orfanato y deportar a su familia si no se iba voluntariamente a México. Un niño de 13 años pasa 24 horas, en ropa interior, en un cuarto helado. Una adolescente de 16 y su hermano de 2 duermen en el piso cuatro días sin poder bañar. Todo ocurre bajo el cuidado de las autoridades fronterizas.
En un reporte basado en 30.000 paginas de documentos gubernamentales, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha revelado una extensa lista de alegatos de conductas impropias por parte de autoridades fronterizas hacia niños. Entre el comportamiento denunciado se incluyen patadas en las costillas, negar ayuda médica a una joven embarazada que sentía dolor, y amenazas de abuso sexual.
“Estos documentos demuestran un patrón de intimidación, acoso, abuso físico, denegación de servicios médicos y deportaciones indebidas entre 2009 y 2014”, dice el reporte, en el cual también participó la Universidad de Chicago.
Frente a estos excesos se señala una ausencia de controles y rendición de cuentas internos o externos por parte de las autoridades.
El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) negó las alegaciones de manera contundente, como lo ha hecho anteriormente con denuncias similares. Investigaciones independientes de agencias externas, dicen, no encontraron fundamentos en las denuncias.
“Las falsas acusaciones hechas por ACLU contra administraciones previas son sin fundamentos ni base alguna”, dijo CBP en un comunicado.
“El CBP está fuertemente en desacuerdo con las aseveraciones y conclusiones hechas por el reporte de ACLU, que equivalen alegatos a hechos e ignoran las reformas conducidas por el CBP”.
Para la bogada de ACLU Mitra Ebadolahi, sin embargo, la simple cantidad de alegatos y sus similitudes a lo largo de varios años, estados y niños de contextos distintos, indican cierto grado de verdad.