Tenía 62 años, era un empresario de éxito, y acudía fielmente a la iglesia. Pero desde hacía meses combatía una depresión que en ocasión le impedía incluso levantarse de la cama. “Era una luz brillante en lo que se refiere a amar a la gente, y, de repente, como hace dos meses, es como si alguien hubiera apagado el interruptor. No conocía a este hombre”, explica Austin Rammell, pastor de la iglesia a la que Roger Self acudía junto a su familia. “Estaba intentando encontrar ayuda”, añade Rammell, asegurando que había ido al psiquiatra y estaba tomando medicamentos contra la ansiedad.
Pero ya era demasiado tarde.
El domingo, toda la familia fue a misa. El pastor le saludó desde la distancia con un gesto del pulgar hacia arriba. Self afirmó con la cabeza. Luego, el hombre llevó a su familia a almorzar al restaurante Surf and Turf Lodge, en el condado de Gaston (Carolina del Norte). Estaban comiendo los aperitivos todos juntos cuando Self se excusó; pensaron que iba al baño, pero en realidad salió del local, se montó en su carro y lo manejó a toda velocidad contra la puerta y hacia la zona en la que sabía que estaba su familia.
“Vi un Jeep blanco volar justo frente a mi cara”, contó un mesero,
Brandon Wilson, al diario Gaston Gazzete, que ha relatado lo sucedido. “Era tan irreal, vi sillas y mesas y copas volando por todas partes, sonó como un tornado”, añade Wilson.
Murieron su hija Katelyn Self, de 26 años, y su nuera Amanda Self. Otras tres personas resultaron heridas, incluida la hija de 13 años de Amanda. “Traté de ayudarm pero no había nada que pudiera hacer”, explica el mesero. “Era caótico”, explica otra mesera, Nathaniel Vickers, “la mujer murió en brazos de mi manager”.
Self había sido agente de policía en Gastonia (Carolina del Norte), antes de convertirse en detective privado. Tenía además una empresa de seguros. Se enfrenta a un condena de cadena perpetua. Su hija era empleada del Departamento del Sheriff del condado de Gaston.