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Al suicidarse su madre le dejó un libro. Lo vendió. Años después volvió a ella con un mensaje

Cuando su madre se suicidó en prisión sólo le dejó una bolsa de libros. Su hija adolescente pensó que se había ido sin ningún mensaje para entenderla. Uno de los libros le pareció extraño. Lo vendió sin leerlo. Cinco años después volvió a ella con un mensaje, cuando más lo necesitaba
Un pila de libros en Frankfurt, Alemania, el 13 de octubre de 2008.
Un pila de libros en Frankfurt, Alemania, el 13 de octubre de 2008.ASSOCIATED PRESS / ASSOCIATED PRESS
/ Source: TELEMUNDO

Cuando su madre se suicidó en prisión sólo le dejó una bolsa de libros. Su hija adolescente pensó que se había ido sin ningún mensaje para entenderla. Y sin despedirse. Uno de los libros le pareció extraño, estaba dañado en una esquina y con manchas de pintura. Lo vendió sin leerlo. Cinco años después volvió a ella con un mensaje, cuando más lo necesitaba.

Sarah-Raspberry Epiphany Farmer se quedó huérfana en año nuevo, tras la muerte por cáncer de su padre. Dice que tuvo una infancia dentro de una familia amorosa y artística, hasta que las adicciones de su madre los llevó a separarse en 2010. Fue el consumo de metanfetamina lo que la llevó a la cárcel, donde falleció en 2013.

“Era una madre amorosa. Mucha gente no lo vio al final, y eso es una lástima”, dijo Farmer, de 19 años, según reportó el periódico The Dallas Morning News.

Unos meses después de fallecer su padre, Farmer sintió la necesidad de encontrar y leer Casa de hojas, el libro que le había dejado su madrre. Siempre se había arrepentido de venderlo en una tienda en Forth Worth (Texas). Le pidió a su prometido que buscaran alguna copia de la novela.

Fueron a una tienda de libros usados y resultó que existía un solo ejemplar. Ella se alegró, lo compraron y en el coche comenzó a revisarlo. Tenía una esquina dañada y manchas pintura. Comenzó a llorar.

Estaban en la vecina ciudad de Arlington y habían pasado cinco años, pero era el mismo libro. Cuando su prometido se puso a revisarlo descubrió algo que ella no había notado antes de venderlo: El libro tenía pasajes marcados.

“Las dudas son mías, deja que el mundo sea tuyo”, decía una frase que su madre había coloreado.

Para Farmer leer las palabras que habían acompañado a su madre le dio paz, y le ayudó a entenderla: “Ha sido duro pero he podido pasar la página”.

“Me alegra tanto que lo haya encontrado. Se notaba que estaba pasando por un momento difícil”, dijo Sarah Weslow, quien le vendió el libro. “Te hace preguntarte cuántas veces el libro fue comprado desde que lo vendió y llegó hasta aquí. Esa es la magia de los libros.”

Casi al final del libro Farmer encontró otro pasaje subrayado por su madre: “Aún no tengo nada porque tantas de las cosas siempre han sido y siempre serán tú”, decía, antes de concluir: “Te extraño”.