“No hubo ningún aviso. De repente la ventana se quebró y hubo un potente estallido. Lo siguiente que supe fue que mi copiloto había sido succionado y tenía medio cuerpo fuera de la ventana”, explicó el capitán Liu Chuanjian.
El vuelo 3U8633 de la compañía Sichuan Airlines viajaba este lunes a 32.000 pies de altura desde Chongqing hasta la capital tibetana, Llasa, con 119 pasajeros a bordo, según informa la agencia de noticias Reuters.
“Dentro de la cabina, todo estaba volando por el aire. La mayoría de los mandos no funcionaban. Y no podía oír la radio. El avión estaba temblando tan fuerte que no podía ni leer los indicadores”, asegura el piloto, que ha sido tratado como un héroe en las redes sociales chinas después de que lograra aterrizar de forma manual en Chengdu sin que nadie resultara herido.
Consiguió además volver a meter dentro del aparato, un Airbus 319, al copiloto, que llevaba el cinturón de seguridad puesto.
“La tripulación nos estaba sirviendo el desayuno cuando el avión comenzó a agitarse. No sabíamos qué estaba pasando, estábamos aterrados”, ha contado un pasajero sin identificar a la agencia de noticias oficial China News Service. “Se activaron las máscaras de oxígeno. Sufrimos unos segundos de caída libre y luego se estabilizó de nuevo”, añadió.
En 1990, uno de los pilotos del vuelo 5390 de British Airways fue expulsado parcialmente de la cabina tras estallar una ventana a 23.000 pies de altura. Sobrevivió. En abril, una pasajera de Southwest Airlines fue absorbida después de que el motor estallara y una pieza rompiera su ventanilla. Falleció en el accidente.