Gilberto Escamilla ha sido condenado a 50 años de prisión por robar fajitas. Pero no una fajita o dos, no: Escamilla robó fajitas por valor de 1,2 millones de dólares, y lo hizo durante nueve años, según informa el diario The Brownsville Herald.
Escamilla, de 53 años de edad, trabajaba para el centro de detención juvenil del condado de Cameron (Texas), en la localidad de Harlingen, junto a la frontera mexicana. Fue despedido en agosto, después de que el conductor de un camión de la empresa distribuidora de alimentos Labatt telefoneara a la cocina del centro para avisar de que había llegado con un cargamento de 800 libras de fajitas.
El único problema: a los detenidos en ese centro no se les sirven fajitas.
Así se destapó una fraude a gran escala valorado en al menos 1,25 millones de dólares. Esa cantidad sólo incluye las fajitas, y no las salchichas, el pollo o el resto de alimentos que Escamilla encargaba y pagaba con dinero público, pero luego se llevaba a su refrigerador.
“Me siento horrible, ojalá pudiera borrar lo que he hecho, fue egoísta”, ha declarado Escamilla durante la sesión de la corte en la que fue condenado. “Empezó como algo pequeño, fue creciendo hasta quedar fuera de control”, añadió, “llegó un punto en el que perdí el control".