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Anciana pide que no desconecten a su hijo en coma y que no la saquen del país

Ha viajado desde México para estar con él y no se le aparta de su lado, esperando que despierte pero teme que la 'Migra' los separe

Ha viajado desde México para estar con él y no se le aparta de su lado, esperando que despierte pero teme que la 'Migra' los separe

Una octogenaria madre que consiguió milagrosamente una visa humanitaria para entrar a California y estar al lado de su único hijo varón en estado de coma, no solo vive angustiada porque lo vayan a desconectar, sino que teme que Inmigración vaya ir a buscarla.

Si a mi madre la sacan, se nos muere”, dice su hija María Díaz Contreras quien ha viajado desde México con su madre, Concepción Contreras Romero, de 83 años.

La madre que no se ha apartado de su hijo, todos los días le ruega a Dios porque su hijo despierte del coma.

“Le pido a mi Dios porque mi hijo se recupere, para que me dé fuerzas porque ya estoy grande, y también para que Migración no me vaya a agarrar. ¡No lo puedo dejar así!”, exclama la madre con voz llorosa.

Guillermo Díaz Contreras, un inmigrante mexicano de 48 años de edad vino a California hace ocho años. Más que por su nombre era conocido por el apodo de “El Toluca”, debido a que nació en Guerrero, México pero muy cerca de la ciudad de Toluca en el estado de México.

“El Toluca” se ganaba la vida como vendedor de elotes en las calles de Stockton, una ciudad en el norte de California.

Sin embargo, el 9 de octubre de 2016 sufrió un inesperado accidente. Cayó de espaldas cuando caminaba por la calle. Se golpeó la nuca y fue hospitalizado.

Concepción Contreras Romero de 83 años se ha puesto a vender tamales y buñuelos para sus gastos. (Foto cortesía Luis Magaña). 

Al enterarse su madre quien vive en Taxco, México, le pidió a María su única hija mujer que la acompañara a los Estados Unidos a ver a su hermano. “Con los brazos en alto, le pedí tanto a Dios en mi pueblo que nos abriera el camino para venir a verlo”, cuenta.

Sin pasaporte mexicano ni visa de turistas sin hablar inglés, se presentaron en el cruce fronterizo entre California y Baja California en la ciudad de Mexicali.

“Lo único que traíamos era una carta del Hospital del condado de San Joaquín informándonos de la gravedad de mi hermano”, dice María, la hermana.

Los agentes de migración estadounidenses se apiadaron de ellas y lograron que les dieran una visa humanitaria por ocho días.

Sin haber estado nunca en los Estados Unidos, madre e hija cruzaron la frontera y se internaron por territorio Californiano.

Así fue como un mes después de la caída del vendedor de elotes, en noviembre de 2016, llegaron las mujeres al hospital. “Él ya estaba en estado de coma”, dice la hermana.

Concepción Contreras Romero se niega a que desconecten a su hijo quien está en coma. (Foto cortesía de Luis Magaña).

El Hospital del Condado de San Joaquín lo trasladó a un centro de convalecencia en Fresno.

 

La visa humanitaria para la madre y la hija expiró rápidamente sin ver mejoría alguna en la salud de Guillermo Díaz.

“Lo tienen con oxígeno y lo alimentan por medio de una cánula conectada a la tráquea”, dice.

Lamentablemente el Consulado de México les informó que no podían ayudar a la madre e hija a ampliar el periodo de la visa humanitaria. “Nosotros no podemos ir a la frontera a pedir una extensión”, indica.ç

Temen una separación

La madre no se quiere separar de su hijo. “Llega desde las 10 de la mañana y se queda hasta las 8 de la noche, que es el horario de visitas. Ella está muy al pendiente de que lo atiendan y reciba un buen trato”, comenta la hermana.

“A sus 83 años, mi madre es una mujer fuerte y sana pero con la preocupación y la angustia de ver a su hijo en estado de coma, se le ha subido la presión. La tuve que llevar al hospital. A los días, nos llego una cuenta por 5,500 dólares que no sabemos cómo vamos a poder a pagar”, dice.

 

Díaz era soltero y no tiene familiares en California. Una familia de Fresno les renta un cuarto a la madre e hija por 300 dólares.

“Yo me puse a ayudarle a otra persona a limpiar casas para sacar un poco de dinero para comer y los gastos que se nos ofrezcan. No queremos ser una carga para nadie”, cuenta.

Reconoce que el Consulado de México en Fresno les dio una ayuda económica por una única vez.

En los seis meses que llevan en California, la madre aunque no sabe leer en español, ha aprendido a usar el transporte público para ir a ver a su hijo mientras la hija trabaja un día sí y otro no en la limpieza de casas.

“Voy haciendo oración en el autobús para no perderme”, confiesa la progenitora.

 

Concepción Contreras y su hija María Díaz no se apartan de su hijo Francisco Díaz. (Cortesía Luis Magaña). 

La hermana cuenta que tienen miedo de que migración las vaya a buscar y sacar del país. “Nosotros no queremos quedarnos a trabajar y vivir aquí. Yo tengo nueve hijos que me esperan en Taxco pero no podemos dejar a mi hermano en este estado. No podemos llevarlo a México porque allá no tenemos servicio médico”, explica.

Y enfatiza que su madre se niega a hacer lo que les médicos le han recomendado, desconectar a su hijo. “Tenemos esperanzas. Nosotros pensamos que puede despertar”, asegura la hermana.

La madre dice que ella platica con su hijo. “Le digo que se apure a componerse. Él abre sus ojos. Menea el cuerpo. Eso sí le digo, no voy a permitir que lo desconecten”, subraya.

Una historia muy común

Luis Magaña, activista comunitario de Stockton dice que desafortunadamente este tipo de tragedias son muy comunes entre migrantes.

“El amor tan grande de una madre por su hijo hizo que esta anciana vinieran a buscarlo. Pero no es la suerte de otros inmigrantes, que muchas veces no tienen a nadie. De no haber sido porque la madre pudo viajar a California, seguramente a ‘El Toluca’ ya lo hubieran desconectado”, comenta.

 

Magaña explica que fue otro vendedor de elotes, amigo de “El Toluca” quien pudo contactar a la madre en Taxco y avisarles. “Hay otros casos de migrantes que nadie los visita, y no reciben un buen trato en los centros de convalecencia. ‘El Toluca’ tiene mucha suerte de contar con su madre y de que haya podido venir a verlo. Ojalá Migración tenga corazón, y dejen a la madre y la hija estar con él”, indica.