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“Huele a muerte”. Un tren de excrementos de la gran ciudad atormenta a este pequeño pueblo

Salió de Nueva York con destino a un vertedero en el sur, pero lleva meses varado en un pueblito rural. “Es una pesadilla”, dice la alcaldesa, “huele como cadáveres”. Y pronto será aún peor.
Tren con residuos estacionado en Parrish (Alabama) el 12 de abril.
Tren con residuos estacionado en Parrish (Alabama) el 12 de abril.  AP / AP

“Oh, Dios mío, es una pesadilla”, se lamenta Heather Hall, “huele como cuerpos podridos, como cadáveres, huele a muerte”.

 Hall es alcaldesa de Parrish, un pueblito de menos de mil habitantes en Alabama donde un tren con excrementos humanos lleva meses estacionado no lejos de sus campos de beisbol juveniles.

El cargamento salió de la ciudad de Nueva York con destino al vertedero de Big Sky, en West Jefferson, un pueblito de 300 habitantes a 20 millas de distancia de Parrish. Pero un abogado de esta localidad se querelló contra la compañía propietaria del vertedero, que lleva aceptando la basura neoyorquina desde 2017, porque ha “infestado de moscas” el lugar. Así que el tren se detuvo en Parrish, que no tiene capacidad legal para expulsarlo, y allí se quedó.

Tren con residuos estacionado en Parrish (Alabama) el 12 de abril.
Tren con residuos estacionado en Parrish (Alabama) el 12 de abril.  AP / AP

Tren con residuos estacionado en Parrish (Alabama) el 12 de abril.  (AP)

El Gobierno federal prohibió a Nueva York en los años 80 que tirara sus excrementos al mar. Así que Alabama, donde la tierra es más barata y las leyes más permisivas, se convirtió en el lugar perfecto. El Sur, en general, se ha convertido en el vertedero de los residuos tóxicos de todo el país. ¿Por qué no también de sus excrementos?

“¿Le gustaría  a Nueva York que les mandáramos nuestra porquería para que se quedará allí para siempre?”, se queja Sherleen Pike, que vive a media milla de las vías del tren y dice usar aceite de menta bajo la nariz para soportar el olor. “No quieren tirarlo a sus ríos, pero creo que cada estado debería hacerse cargo de sus propios residuos”, añade.

Alabama es “un lugar permisivo con la puerta abierta” para las empresas de vertederos, explica el activista en defensa del medioambiente Nelson Brooke. “Es fácil para ellos buscar una comunidad pobre o rural, abrir su negocio y empezar a ganar un montón de dinero”, añade.

Por ahora, Nueva York ha dejado de enviar allí sus residuos, explica Eric Timbers, portavoz municipal. La alcaldesa de Parrish promete estudiar nuevas normas que impidan que esto vuelva a ocurrir, y se dice optimista sobre la posibilidad de que el tren emprenda pronto su marcha: “Se acerca el verano, y el verano en el Sur no perdona cosas cómo ésta”.