IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Antes de morir, este hombre dejó un mensaje en su celular que conmocionó a todo su pueblo

Sufría una enfermedad incurable, pero antes de morir dejó un mensaje grabado en su celular. Un secreto de hace décadas salió a la luz y conmocionó al pueblo entero
Imagen de archivo de la escuela de Haines (Alaska). Su gimnasio fue bautizado en honor a Karl Ward.
Imagen de archivo de la escuela de Haines (Alaska). Su gimnasio fue bautizado en honor a Karl Ward. AP / AP

Rick Martin sufría una enfermedad hepática incurable. Antes de quitarse la vida, el pasado mes de marzo, este hombre de 60 años grabó un mensaje de vídeo en su teléfono celular que ha hecho temblar el pequeño pueblo pesquero de Alaska en el que vivía.

Karl Ward trabajó durante 22 años en la escuela de Haines, esta localidad de apenas 2.000 habitantes cerca de la frontera canadiense. Empezó su carrera en 1954 como maestro, y terminó siendo director y superintendente antes de retirarse en 1976. Falleció en 1997, pero su recuerdo sigue presente.

A Rick Martin, eso le molestaba. Su viuda, Rene, recuerda cómo se quejaba de tener que caminar junto a una placa en honor a Ward en la escuela secundaria del pueblo, donde trabajaba de bedel. “Era un tipo realmente tenebroso”, cuenta que le dijo su marido.

Rene, que ahora es directora de la escuela, le pidió explicaciones: “Me dijo que había intentado tocarle el pene. Él escapó y se lo contó a su padre, que era nativo americano. Y él le dijo, ‘bueno, pero realmente no estás herido’. Somos nativos y él es el superintendente blanco. Así que ya sabes, tendremos que superarlo”.

Así se lo contó Rene a la emisora KHNS tras difundir el último mensaje que su marido dejó grabado en su celular: describió con detalle como Ward abusó de él.

El diario The Chilkat Valley News investigó la historia y localizó a otros cuatro alumnos que denunciaron actos inapropiados o tocamientos por parte de Ward.

“Dios, lo siento tanto”, explicó uno de ellos, Craig Loomis, “debería haber dicho algo hace 30 o 40 años. Quien quiera que haya estado sufriendo, no sabemos lo que su vida podría haber sido si hubiéramos dicho algo”, ha declarado al diario.

El jefe de la policía de la localidad, Heath Scott, ha asegurado que no hay motivo para dudar de las acusaciones de Ward, pero ya no queda nada que investigar ni razones para sospechar que hubo algún tipo de encubrimiento por parte de otras personas.

Un informe estatal publicado en 2016 asegura que la tasa de crímenes sexuales en Alaska es tres veces más alta que la media nacional, y seis veces más alta en lo referido a niños.

La mujer de Ward sigue viva, ingresada en un centro para mayores. La administradora de las enfermeras, Stephanie Pattison, asegura que le pidió que dijera que está “conmocionada y de luto por la vida que creía haber tenido”.