Hace unos meses, Laurin Long recibió la peor noticia: sufría cáncer de nuevo.
Su madre había muerto de cáncer de páncreas cuando ella tenía 17 años; su padre falleció cinco años después de cáncer de colón. Ahora, con 29 años, le tocaba a ella. Y no era la primera vez. Pero no sólo estaba dispuesta a sobrevivir de nuevo: además iba a luchar para no concederle ni una victoria a la enfermedad.
Empezando por su boda.
Porque, cuando recibió la noticia, Long ya tenía fecha para su enlace con su novio, Michael Bank: el 24 de marzo. Los médicos le recomendaron que adelantara la boda, porque para esa fecha podría tener que usar oxígeno y no sería capaz de caminar hasta el altar. Pero el 24 de marzo no era una fecha cualquiera: era el aniversario del día en el que la pareja se conoció. Y el cáncer no iba a robarle también eso.
La pareja, que vive en Columbia (Carolina del Sur), se casó ese día, tal y como había planeado. Pese al intenso tratamiento al que está siendo sometida, Long caminó hasta el altar. Sin pelo. Pero eso nunca habría importado, y en este caso menos que nunca: cuando Bank, de 34 años, la conoció, tampoco tenía pelo.
Fue hace tres años. Ella acababa de superar un cáncer de mama, tras sufrir una doble mastectomía, radioterapia y quimioterapia. Publicó su imagen en una página web de citas, y Bank respondió a su mensaje. Quedaron a tomar un café. Y se gustaron. Tanto que, en junio de 2017, se prometieron en las cataratas del Niágara. Para entonces, Long ya estaba recuperada e incluso hacía triatlones.
En agosto, empezó a sentir dolores fuertes de espalda. Tan fuertes que acabó en Urgencias. Los médicos creyeron al principio que eran espasmos musculares: eran sus huesos fracturándose. El cáncer había regresado, y se había expandido a sus huesos y al hígado. Los médicos le aconsejaron que adelantara la boda.
“Estábamos aterrorizados”, dice Bank.
Pero se negaron a ceder. Long volvió a recibir quimioterapia. Pero el cáncer se expandió a los pulmones. Aun así, se casaron cuando soñaban casarse. Ahora parece que la enfermedad está cediendo. Y Long sueña con pasar su 30 cumpleaños, el próximo mes de septiembre, en Italia.
“Vamos a seguir viviendo y viajando y haciendo todo lo que queremos hacer mientras podemos hacerlo”, explica al programa Today, que ha contado su historia. “Hemos decidido”, añade, “que nos vamos a centrar siempre en la calidad en vez de en la cantidad”.