Astrid cumplió 15 años la semana pasada, pero en lugar de celebrarlo con la fiesta tradicional, la quinceañera que llevaba meses planeando, pasó el día encerrada con extraños en un centro de detención en Pennsylvania para familias que buscan asilo en Estados Unidos.
“La niña y su padre estaban dormidos en el cama cuando los despertaron agentes de ICE”, explica su abogada, Carol Anne Donohue, al sitio web The Daily Beast, que ha publicado la historia de esta familia. En su opinión, “la falta de respeto hacia la ley” del Servicio de Inmigración y Control de Fronteras “es aterrador”.
“Es temporada de caza de inmigrantes”, añade Donohue.
Arturo, que así se llama el padre (prefiere que su apellido no se publique), emigró de su Guatemala natal huyendo de la violencia, y se llevó consigo a su hija. Son miembros de la comunidad indígena quiché. Tres años después de entrar ilegalmente en Estados Unidos, el pasado 20 de febrero, fueron arrestados por ICE en su hogar de Easton (Pennsylvania), donde Astrid asiste a la escuela.
“Es una niña que fue arrestada cuando confiaba en ir al colegio al día siguiente, como un día normal. En su lugar, está en un centro de detención”, explica la abogada, “es asombroso que alguien tome la decisión de detener a una quinceañeara”.
Ahora Astrid comparte celda con su padre. Por el día, va a clase con otros niños: algunos no hablan inglés, algunos sólo hablan la lengua quiché. Astrid les sirve de traductora. El día de su cumpleaños, unos estudiantes de leyes la trajeron pasteles y laca para las uñas, y algunos de sus profesores de la escuela de Easton la llevaron un puñado de tarjetas de cumpleaños.
ICE explicó al citado medio que Arturo está “de forma ilegal en Estados Unidos” y su caso está en marcha. Y añadió: “No hay comentarios sobre la detención de su hija”.