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Trump pide pena de muerte y mano dura con los inmigrantes para frenar las drogas

Trump cree que las ciudades santuario y los inmigrantes tienen culpa de la epidemia de drogas que sufre el país. Para acabar con esta crisis, pide ampliar el uso de la pena de muerte. Te contamos qué medidas prepara.

La esperanza de vida se está acortando en Estados Unidos, algo que no ocurría desde hace medio siglo, y la culpa es de las sobredosis de drogas. En 2016, murieron 64.000 personas por este motivo, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. “La mejor forma de combatir [las drogas] es evitar que [las personas] se enganchen”, ha dicho este lunes el presidente, Donald Trump. Para lograrlo, planea “gastar mucho dinero en anuncios que muestren lo malas que son, como se hizo con el tabaco". Pero, además, Trump quiere imponer la pena de muerte para delitos de narcotráfico (no ha detallado cuáles). Y combatir la inmigración ilegal, entre otras medidas construyendo un muro en la frontera, porque, según ha afirmado hoy en Manchester (New Hampshire), los indocumentados y las ciudades santuario son factores a tener en cuenta en la crisis mortal de opioides.

“Si no nos ponemos duros con los traficantes, estamos malgastando el tiempo”, ha dicho Trump, “y eso incluye la pena de muerte”. El presidente ha evitado a propósito concretar a que países se refería (probablemente, a Filipinas y Singapur), pero los ha puesto de ejemplo: “Aquí no tenemos problemas de drogas porque tenemos tolerancia cero”, ha parafraseado Trump lo que presuntamente le dijeron esos dirigentes extranjeros, “aquí tenemos la pena de muerte”.

El presidente ha reconocido que “quizá nuestro país no esté listo” para dar este paso, y ha añadido: “Personalmente, no lo puedo entender”. Su argumento es que matar a una persona conlleva en Estados Unidos la pena de muerte o cadena perpetua, mientras que aquellos que “matan a miles de persona a lo largo de su vida, y destruyen muchas más vidas”, en referencia a los narcotraficantes, “cuando se les pilla les caen 30 días, o un año, o una multa”. “Si no nos ponemos duros, estaremos haciendo lo incorrecto”, ha apostillado, “no quiero irme dentro de siete años y dejar este problema”. “Vamos a ganar esta batalla”, ha añadido.

Como ha hecho en otras ocasiones, Trump ha relacionado delincuencia, y en concreto narcotráfico, con inmigración. Primero, mencionando las 67.000 detenciones en la frontera por este motivo. Luego, pidiendo que se construya el muro “para dejar las drogas fuera”. En este caso, ha culpado al Partido Demócrata de bloquear esta iniciativa, de igual forma que, en su opinión, están bloqueando una solución para los soñadores porque “quieren [usar este tema] para la campaña” de las elecciones parlamentarias de noviembre.


Trump ha añadido a su lista de culpables a las ciudades santuario (que limitan la colaboración con las autoridades migratorias a lo que obliga la ley), porque, en su opinión, “están protegiendo a gente muy terrible”. “Acabar con las ciudades santuario es vital para acabar con la crisis de opioides”, ha afirmado. Entre “la gente muy mala” ha citado a la pandilla MS-13, “que usa cuchillos porque son más dolorosos y llevan más tiempo [para matar]”. Sobre este problema de seguridad, ha vuelto a mencionar a las ciudades santuario,  y en concreto Boston (Massachusetts), que no lo es (aunque sí la cercana y mucho más pequeña Lawrence)

Otros pilares de esta batalla contra las drogas mencionados hoy por Trump son los ya citados anuncios, que “asusten” a la gente“ de terminar como las personas que aparecen en ellos”; una página de internet para que los estadounidenses compartan sus historias; acciones legales a nivel federal contra las compañías farmacéuticas que distribuyan medicamentos contra el dolor altamente adictivos (con un componente químico llamado fentanilo, altamente peligroso y mortal); y más fondos federales precisamente para desarrollar medicinas que no sean tan adictivas.