Dan Margulis alquiló hace días un local vacío en una populosa avenida de Detroit (Michigan) y abrió un bar al que llamó No Irish Pub, es decir, Pub Sin Irlandeses. Aquellas personas que admitían ser irlandesas eran rechazadas. Ni siquiera se permitía la entrada a quienes fueran vestidos de verde.
Un portero vigilaba la entrada, y arremetía contra los irlandeses llamándoles “vagos”, o “ciudadanos inferiores”. En el fin de semana en que se celebra el día de San Patricio, en conmemoración precisamente de la herencia irlandesa en Estados Unidos, fueron muy pocos los que pudieron entrar el bar, y muchos los que se quedaron fuera, indignados, sorprendidos, incluso enfurecidos.
“La gente estaba escandalizada”, explica Margulis al diario USA Today, “eran incapaces de entender cómo alguien puede ser tan racista”.
En la puerta del pub colgaban artículos publicados hace un siglo en los periódicos, describiendo a los irlandeses como “demasiados vagos para trabajar”, o miembros de una “raza de siervos”. El portero, Bill Johns, repetía su cantinela: “No necesitamos a más inmigrantes en este país. Están arruinando este país. La mayoría de ellos no ayudan a nadie excepto a sí mismos”.
Margulis sólo dio explicaciones a quienes estaban tan enfadados que querían meterse en una pelea. “Nuestro objetivo no era enfurecer sino hacer pensar”, señala.
Este publicista de Bloomfield Hills (Michigan) grabó a escondidas todo lo ocurrido (aquí puede ver el vídeo) y produjo un vídeo con el que quiere llamar la atención sobre la discriminación que sufren hoy en día los inmigrantes en Estados Unidos, y que en su día también experimentaron los irlandeses cuya cultura se celebra ahora con desfiles, vistiendo de verde y bebiendo cerveza como si no hubiera mañana.
“En un día en el que todo el mundo proclama su solidaridad con un grupo de inmigrantes, queríamos hacerles sentir lo que era ser tratado como un inmigrante irlandés hace años en este país y, esperemos, hacerles pensar sobre cómo tratamos a los inmigrantes en la actualidad”, ha señala Margulis al citado diario.
“El sentimiento general es que nos estamos haciendo cada vez más antiinmigrantes”, explica Margulis, que se inspiró para esta iniciativa en la controversia sobre el futuro de los soñadores tras el final del programa DACA.