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Agencia de salud mental de la Florida examinó a Cruz en 2016 pero no lo hospitalizó

La revelación se suma a las señales de alarma sobre el acusado de matar a 17 personas en una escuela de Florida.

Los trabajadores de crisis de un centro de salud mental del sur de la Florida fueron convocados en 2016 para una evaluación psiquiátrica de Nikolas Cruz después de que envió un video de Snapchat en el que se cortó los brazos y dijo que quería comprar un arma, según un informe de salud mental.

Pero después de hablar con Cruz, los profesionales de la salud de Henderson Behavioral Health decidieron no hospitalizarlo, según un informe de investigación del Departamento de Niños y Familias de Florida de noviembre de 2016 obtenido por NBC News.

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Un individuo había alertado a Henderson Behavioral Health para que acudiera a Marjory Stoneman Douglas High School a evaluar a Cruz bajo la Ley Baker, que permite a las autoridades retener a individuos contra su voluntad hasta por 72 horas, según el informe de 2016. Los menores de 17 años pueden ser retenidos por 12 horas.

El Departamento de Niños y Familias de la Florida fue alertado luego de que Cruz enviara un video de Snapchat en el que se cortaba los brazos y compartía su intención de "salir y comprar un arma", según el informe. También señaló que en 2015 Cruz tenía un "símbolo Nazi dibujado en su mochila" y "señales de odio en una mochila que decía: 'Odio a ------‘ (término ofensivo para los afroamericanos.

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Cruz mató a 17 estudiantes y miembros del personal escolar e hirió a más de una docena más el miércoles en un ataque a Marjory Stoneman Douglas High School, a la que asistió hasta que fue expulsado el año pasado.

Lynda Cruz, su madre adoptiva que murió de neumonía en noviembre de 2017, dijo a los investigadores de salud mental en 2016 que su hijo sufría de TDAH, depresión y autismo, pero insistió en que recibía la medicación necesaria según lo prescrito, según el informe.

Les dijo a los investigadores en ese momento que su hijo no tenía un arma, más allá de una pistola de aire que le había quitado cuando "no siguió las reglas de la casa de disparar solo dentro del patio a los objetivos".

Lynda Cruz dijo a los investigadores que su hijo había comenzado a cortarse después de una ruptura amorosa. Ella también "declaró que nunca ha habido problemas con otras razas o problemas con el racismo en su familia".

Aunque hubo un relato de negligencia médica, el informe dice que "el médico de [Cruz] de salud mental de Henderson ha declarado que no hay problemas con la medicación de [Cruz] y ha cumplido con sus medicamentos y cumple con todas sus citas. "

Un consejero de la escuela les dijo a los investigadores del Departamento de Niños y Familias de Florida que un profesional del centro de salud mental había visitado a Cruz y "lo encontró lo suficientemente estable como para no ser hospitalizado".

El consejero escolar expresó su preocupación con el departamento, según el informe, y dijo que ella y su personal querían "asegurarse de que la evaluación de Henderson no fuera prematura".

No obstante, la investigación del Departamento de Niños y Familias de la Florida fue "cerrada sin indicadores que respalden las acusaciones de supervisión inadecuada o negligencia médica".

Henderson Behavioral Health no respondió a una solicitud de comentarios.

Después de que su madre murió, Cruz y su hermano vivieron con un amigo de la familia. Más tarde le preguntó a un amigo de la escuela si podía vivir con él y su familia. Los padres de ese amigo, James y Kimberly Snead, hablaron sobre Cruz a los medios por primera vez el sábado.

"Tuvimos a este monstruo viviendo bajo nuestro techo y no lo sabíamos", dijo Kimberly Snead al Miami Herald. "No vimos este lado de él".

"Todo lo que todos parecen saber, no lo sabíamos", dijo James Snead. "Es tan simple como eso."

Cruz, de 19 años, ahora está acusado de 17 cargos de asesinato premeditado. Su abogado nombrado por la corte dijo que se declararía culpable de una sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional.

Menos de seis semanas antes del tiroteo, el FBI también recibió un aviso sobre Cruz, pero nunca le dio seguimiento.

"El sistema colapsó", dijo Gordon Weekes, uno de los principales defensores públicos asistentes del Condado de Broward. "No captó las señales de alarma ... [y] ha cambiado el panorama de esta comunidad".