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Éste es el mensaje que ICE quiere que escuches. Y no es fácil de digerir

El director de ICE le dice a California que se ate los machos. Abomina de DACA y apuesta por deportar a los inmigrantes con hijos estadounidenses. Lee aquí lo que quiere que todo el mundo escuche: te afecta.
Agentes de ICE, durante una operación en California el miércoles.
Agentes de ICE, durante una operación en California el miércoles. AP / AP
/ Source: TELEMUNDO

San Antonio (Texas). - Mientras decenas de asistentes al almuerzo comían con parsimonia su ensalada, el director del Servicio de Inmigración y Control de Fronteras, Thomas Homan, leía con prisa, casi con desidia, un discurso que traía escrito en varias hojas de papel. Le quedaban apenas cuatro páginas cuando decidió que no iba a leer más, que iba a improvisar. Desde el corazón. Desde las entrañas.

En San Antonio (Texas), en una convención sobre seguridad en la frontera, rodeado de uniformados, Homan dio el discurso que nadie leerá en los medios de comunicación, según dijo él, el discurso que quiere que escuchen inmigrantes, soñadores, políticos, California, el país entero. “A mucha gente no le gusto, pero no me importa lo que piensen. Le he pedido a mi mujer e hijos que no lean lo que se dice de mí en las redes sociales”, ha explicado. Está disfrutando de su trabajo, añadió, pese a que al principio no lo quería: el presidente, Donald Trump, se lo ofreció el mismo día de su jubilación. Y esto es lo que quiere que sepas.

En su opinión, todas las órdenes ejecutivas que ha firmado el presidente hasta ahora se resumen en una: haz cumplir la ley. Homan cree que antes, con Barack Obama en la Casa Blanca, no se hacía como ahora, pese a que cientos de miles de indocumentados fueron deportados durante sus ocho años de mandato. Para Homan, se trata de cumplir la ley. Eso no significa que tenga un corazón de hielo, ha querido dejar claro: él ha visto a un niño de cinco años asfixiado dentro de un camión, en brazos de su padre, cuando trataba de entrar ilegalmente al país; o los cadáveres de aquellos abandonados en el desierto por coyotes. Hasta que quienes no han llevado un uniforme, una pistola y una placa hayan visto escenas parecidas, no podrán opinar, ha añadido, dentro de sus críticas a políticos y quizá periodistas, puesto que para la prensa ha reservado su censura agria.

El director de ICE quiere que los inmigrantes tengan que mirar por encima de sus hombros, preocupados porque ser detenidos por alguno de sus 20.000 agentes, “héroes”, que “pronto serán 30.000” (si el Congreso aprueba, eso sí, la reforma migratoria diseñada por la Casa Blanca). Quiere que estén preocupados porque “han violado las leyes”, y “no puedes formar parte del mejor país del mundo sino cumples las leyes”. En su opinión, permitir que aquellos que tienen una orden final de deportación de un juez se queden en el país es minar la integridad del sistema entero: “Para eso, abre las fronteras, déjalos entrar a todos”.

“Sólo porque no te guste una ley no es motivo para ignorarla”. Ése es el mensaje que quiere transmitir. Ése, y que incumplir la ley tiene consecuencias. Por eso, ha explicado, no le gustan las ciudades santuario. Según sus cifras, la mitad de los inmigrantes que han cometido un delito y son liberados (tras cumplir su condena, aunque eso no lo ha dicho) vuelven a reincidir antes de un año. Por eso quiere ir a detenerlos a la cárcel antes de que sean liberados. Y el juego de “humo y espejos” de los políticos “que hacen política con la seguridad nacional por sus intereses políticos” se lo impide. Ha omitido que las ciudades santuario no lo son sólo por no avisar a ICE cuando un inmigrante indocumentado es liberado de la cárcel (en muchas ocasiones, aún pendiente de juicio, es decir, no culpable), sino también porque sus fuerzas de seguridad no tratan diferente a los ciudadanos según si tienen papeles o no, ni los persiguen por no tenerlos.

Pero para Homan, lo realmente grave es no poder detener a aquellos inmigrantes que están en la cárcel antes de ser liberados. Porque eso obliga a sus agentes a ir a buscarlos luego a sus casas o centros de trabajo, lo cuál es “menos eficiente”, y más peligroso: esos indocumentados no quieren ser detenidos, ha dicho, y pueden tener armas para impedirlo. Además, eso le “obliga” a ir a casas y centro de trabajo, donde sus agentes detienen a otros indocumentados “que no estaban en mi radar”. La culpa: de los políticos, y de las ciudades santuario, que, además, promueven a los carteles del narcotráfico que las usan “como puntos de venta de droga”.

Así que sí, que California se ate los machos, ha reiterado, porque enviará más agentes allí. Y si a los ciudadanos no les gusta, que presionen al Congreso para que apruebe leyes diferentes, ha dicho. El mismo mensaje que reserva para los soñadores que protestan contra ICE: que vuelvan su cara contra el Congreso (de hecho, es lo que hacen). El programa DACA, que permitía residir y trabajar a los jóvenes llegados de niños al país de forma ilegal de la mano de sus padres, y que Trump ha finiquitado y ahora el Congreso negocia cómo salvar, el programa DACA a Homan no le gusta. “Era ilegal”, ha dicho. Y sería “una vergüenza” que se legalizara a los soñadores sin más, sin obtener nada a cambio, porque sería “recompensar a los que llegaron aquí ilegalmente”

En su opinión, si no se ponen medios contra ello, en 10 años volverá a haber nuevos soñadores a los que dar la residencia. Para evitarlo, apuesta por el muro en la frontera, porque “funciona”. Apuesta por eliminar los “imanes”, es decir, hacer redadas en empresas para que no contraten a indocumentados. Y apuesta por arrestar a inmigrantes que lleven 15 años o más años en el país y tengan hijos estadounidenses, porque si no, dice, se trasladaría el mensaje de que llegar aquí y tener un hijo es suficiente para ser inmune a la ley pese a haberla violado.

Homan quiere “acabar con las ciudades santuario”. Quiere hacer más difícil la concesión de asilo para que los inmigrantes indocumentados no puedan quedarse en el país a la espera de una decisión judicial. Quiere que no se dé la residencia sin más a los soñadores. Porque todo ello, afirma, “no va a solucionar el problema”.  Esto es lo que Homan cree, y lo que cree que nunca se publicará en los medios. Ahora ya lo sabe: el director de ICE, según ha dicho, lo que quiere es que la gente lo hable en la mesa durante la cena, mientras él se va a la cama y reza todas las noches porque ningún agente de ICE muera en acto de servicio.