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El Gobierno federal cierra por falta de presupuesto

Republicanos y demócratas fueron incapaces de evitar el segundo cierre por falta de presupuesto en los últimos 20 años, pero las labores fundamentales de la Administración seguirán funcionando sin problemas

Por segunda vez en los últimos 20 años, el Gobierno federal ha comenzado esta medianoche a funcionar a medio gas, después de que republicanos y demócratas fueran incapaces de llegar a un acuerdo presupuestario que evitase este cierre. Ya ocurrió algo similar en octubre de 2013, cuando gobernaba Barack Obama, y en medio de las negociaciones sobre el seguro médico; entonces, el cierre duró 16 días. Está por ver cuánto se extenderá en esta ocasión, cuando las tensiones sobre una reforma migratoria han enlodado las negociaciones entre ambos partidos. 

¿Qué ha ocurrido? 

El Gobierno federal necesita dinero para funcionar. El Congreso es responsable de aprobar esos gastos. El Partido Republicano tiene mayoría en la Cámara de los Representantes y en el Senado, pero no mayoría suficiente como para validar por sí sólo los presupuestos: necesita a los demócratas.

En las últimas horas, los republicanos han sido capaces de sacar adelante una ley en la Cámara de Representantes para extender el gasto al menos hasta mediados de febrero, aplazando el cierre; sin embargo, en el Senado su mayoría era mucho más exigua, y finalmente eso imposibilitó el acuerdo.

¿Por qué ha ocurrido? 

Dado que los republicanos necesitan su voto para evitar el cierre del Gobierno federal, los demócratas han intentando vendérselo caro, obteniendo a cambio algunas medidas que, de otra forma, al carecer de mayoría, tendrían más difícil ver aprobadas.

Durante semanas, trataron de obtener una reforma migratoria que permitiera a los soñadores evitar la deportación, pero ese plan descarriló, en parte porque se trata de una medida compleja que necesita tiempo para ser tramitada, en parte porque el presidente, Donald Trump, rechazó el último plan bipartidista presentado para sacarla adelante.

En las últimas horas, se negoció la posibilidad de ampliar un programa de asistencia médica a niños (CHIP, en sus siglas en inglés), pero Trump obstaculizó esos esfuerzos con un mensaje en la red social Twitter en contra de un acuerdo de este tipo.

¿Qué va a pasar ahora? 

Todo lo que debe seguir funcionando, seguirá funcionando, no hay motivo para preocuparse. Pero cientos de miles de trabajadores federales tendrán que quedarse en casa, y servicios no esenciales se congelarán hasta que haya acuerdo. El Congreso seguirá negociando para lograrlo día y noche, puesto que esta situación no puede prolongarse indefinidamente y puede tener consecuencias políticas graves: todo dependerá de a quién echen la culpa los ciudadanos.

Trump ha señalado en Twitter que el cierre del Gobierno dañará al Ejército. No es así: los 1,3 millones de militares no se verán afectados. Según las reglas seguidas en estos casos desde los años 80, las labores de seguridad nacional no se verán interrumpidas, como tampoco el tráfico aéreo, la inspección alimenticia, MediCare, la Seguridad Social, el Servicio Postal (que tiene un sistema diferente de fondos) o la Agencia de Gestión de Emergencias, entre otros. Sí se cerrarían algunos parques y museos nacionales. Los trabajadores federales que se quedaran en casa (en 2013 fueron 850.000) no recibirían sueldo, aunque en ocasiones anteriores se les ha compensado retroactivamente.