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Por qué se llama bombogénesis y otras claves de la tormenta del año

Nieve, hielo, vientos huracanados... y un nombre que da miedo: ciclogénesis explosiva. Pero ¿hay motivos para temer esta tormenta?

Bombogénesis. Ciclogénesis explosiva. O lo que es lo mismo: una tormenta de frío memorable con un nombre que aterroriza.

Pero ¿hay motivo para el terror?

La bombogénesis (también conocida como ciclogénesis explosiva) es el término que los metereólogos emplean para definir un ciclón de altitud media que gana fuerza muy rápidamente (técnicamente, la presión atmosférica cae al menos 24 milibares en un solo día).

Esto ocurre, según el servicio metereológico nacional, cuando un masa de aire frío (como las que descienden del ártico y han cubierto de nieve el noreste del país durante las Navidades) choca contra otra de aire caliente (como las que arrastra la corriente del Golfo: ahora el agua frente a la costa de las Carolinas está a más de 70 grados Fahrenheit). Y conlleva habitualmente vientos huracanados y fuertes precipitaciones de nieve.

En general, las bombogénesis ocurren sobre el océano, según el servicio metereológico AccuWeather. Así ocurrió con la supertormenta de 1993, calificada como la tormenta del siglo, en marzo de ese año, que cubrió de nieve el territorio entre Maine… ¡y Alabama!, inundando además la costa de Florida. O con los huracanes Charley (2004) y Wilma (2005).

Usar la palabra “bomba” para clasificar estas tormentas no es nuevo: como recuerda la agencia de noticias The Associated Press, el término fue acuñado en 1980 por los investigadores Frederick Sanders y John Gyakum. Localizaron además los dos lugares en el mundo donde estas bombogénesis pueden desarrollarse: uno está en Japón; el otro, aquí cerquita, junto a la corriente del Golfo.

Estas tormentas son muy difíciles de predecir, según el metereólogo Gregg Gallina, por su complejidad, y tienen características fascinantes. Por ejemplo: puede nevar mucho en una zona muy determinada, mientras a su alrededor apenas se producen precipitaciones. Así, Atlantic City puede quedar sepultada por la nieve, mientras en Washington DC o Philadelphia apenas caigan cuatro copos.

Son fenómenos extraordinarios, recuerda Gallina, que tienen lugar cada tres o cuatro años. Pero “no son tan raros como para que todo el mundo entre en pánico”, añade.

En cualquier caso, tome precauciones: la tormenta traerá nieve, hielo, lluvia, fuertes vientos e inundaciones en la costa, desde el sureste del país hasta Nueva Inglaterra, entre el miércoles y el jueves, según el servicio metereológico nacional. Y más de una veintena de personas han muerto ya de frío.