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"Por favor, no extingan la esperanza en el corazón de los inmigrantes", pide el Papa

Los inmigrantes "no llegan con las manos vacías" a los países que los reciben sino que "traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones", dice Francisco

Ciudad del Vaticano.- “Por favor, no extingan la esperanza en su corazón”, ha pedido el papa Francisco sobre los inmigrantes, “los más débiles y lo que más necesitan”, y a los que ha querido “dar voz” en su oración de Año Nuevo ante 40.000 personas en la plaza de San Pedro de El Vaticano.

“Para alcanzar la paz a la que todo el mundo tiene derecho, muchos están dispuesto a arriesgar sus vida en un viaje que a menudo es largo y peligroso, listos para arrostrar dificultades y sufrimiento”, ha añadido.

"No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un futuro de paz", dijo el papa.

El papa Francisco abogó por un "mundo más solidario y acogedor", y dijo que en el día de hoy se quería hacer eco "de nuestros hermanos y hermanas que invocan para su futuro (de los inmigrantes y refugiados) un futuro de paz.

El papa difundió el pasado noviembre el mensaje para esta Jornada Mundial de la Paz, en el que se muestra contrario a quienes incitan al miedo a los inmigrantes a veces con fines políticos, pues crean solo racismo y violencia.

"Los que fomentan el miedo hacia los inmigrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz, siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser humano", escribió el pontífice en ese mensaje.

Francisco comenzó su mensaje recordando a los más de 250 millones de inmigrantes que hay actualmente en el mundo, de los que 22,5 millones son refugiados.

Y recordó a los gobernantes que "tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades, a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico, para no ser como el constructor necio que hizo mal sus cálculos y no consiguió terminar la torre que había comenzado a construir".

Para el papa, los inmigrantes "no llegan con las manos vacías" a los países que los reciben sino que "traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen".